Artículo escrito por Lorena Jiménez Presidenta del Comité de Federaciones de Coparmex vía el Sol de México
Por ejemplo, el Día Internacional de la Mujer, ha servido en los últimos años para que millones de mujeres puedan manifestar el malestar, dolor, rabia e impotencia de la violencia que nos mata y maltrata.
El 8 de marzo ha servido para sacudir algunas conciencias para dejar claro que ese día no se felicita. Por su origen lastimoso en contra de las mujeres, ese día se conmemora la lucha por la defensa de los derechos de las mujeres. Esa fecha sirve para recordarnos que es un trabajo de todos los días lograr que el mundo sea un sitio seguro para nosotras.
Otro día mundial que nos debe llevar a realizar acciones inmediatas es el Día Mundial de la Madre Tierra, que se recuerda cada 22 de abril y, al igual que el de la mujer, no hay nada que festejar, pues cada vez se acerca la hora cero y parece que a nadie le importa. ¿Qué estamos haciendo para detener el cambio climático y para restaurar la Tierra?
Los datos son fríos. En la COP26, celebrada en Escocia el año pasado se manifestó máxima preocupación por el incremento de 1.1°C en las temperaturas, ahí reiteraron el objetivo del Pacto de París de evitar superar el 1.5 °C, pues las consecuencias podrían ser desastrosas.
Muchas son las pequeñas acciones que podemos realizar para combatir esta emergencia climática: utilizar menos el auto, no desperdiciar agua, evitar productos de un solo uso, reciclar la basura o evitar la fast fashion. Todo es importante, no obstante, esto tiene que venir acompañado de políticas públicas que cambien completamente los paradigmas establecidos; se deben generar acciones estratégicas para que tengamos claras las nuevas reglas en los próximos años.
Las grandes empresas tienen una gran responsabilidad; es necesario que se involucren y redefinan sus procesos y con ello reduzcan considerablemente su huella de carbono.
Con todo esto, celebro que en varios lugares -entre ellos Querétaro- ya se esté trabajando en la creación de un marco jurídico que garantice la transición de una economía lineal a una economía circular, para que los residuos se reintroduzcan en los procesos de producción y generen un desarrollo más sustentable y sostenible. Pasar de la teoría que muchos conocemos, de las 3 R’s (Reduce, Reutiliza y Recicla) a las 7 R’s (Reciclar, Rediseñar, Reducir, Reutilizar, Reparar, Renovar, Recuperar)
Para que esto suceda, todos (gobiernos, empresas, industria, sociedad civil y academía) debemos trabajar en conjunto. Es urgente dejar a un lado la visión cortoplacista, debemos tomar conciencia de que los recursos de nuestra tierra son finitos. Hay que transitar ya al modelo de economía circular que nos permita, en primer lugar, mitigar considerablemente los efectos del cambio climático y, en segundo lugar, propagar bienestar a los sectores de la sociedad, de una manera inclusiva, sustentable, sostenible y responsable con el medio ambiente.
