Un llamado urgente a la justicia laboral

Artículo de Opinión escrito por Jaleyna De la Peña Consejera delegada de Coparmex para Unicef| Vía: Milenio

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El Día Internacional de la Igualdad Salarial, conmemorado el pasado 18 de septiembre, nos recuerda que la equidad salarial no es solo un tema económico, sino un derecho humano fundamental.

El derecho de las mujeres a recibir una remuneración justa e igual por el mismo trabajo que los hombres está consagrado en instrumentos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw).

Sin embargo, a pesar de estos compromisos y los avances en derechos humanos y laborales promovidos por diversas entidades y organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ONU Mujeres, la igualdad salarial entre géneros no solo sigue siendo una meta lejana, sino una urgencia que afecta a millones de mujeres en todo el mundo.

La Igualdad Salarial: Un Enfoque desde los Derechos Humanos

A nivel mundial, las mujeres ganan en promedio 23% menos que los hombres por trabajos de igual valor, según datos de ONU Mujeres. En Latinoamérica, la brecha es del 15%, reflejando un contexto de vulnerabilidad social y económica para millones de trabajadoras. En México, la diferencia es del 13.8%, según el Inegi, lo que muestra que aún estamos lejos de la igualdad laboral.

La brecha salarial no solo es una cuestión de justicia social, sino también una barrera para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. Estudios del Banco Mundial indican que eliminarla podría aumentar el PIB mundial en 160 mil millones de dólares. La equidad salarial es clave para el desarrollo económico sostenible.

Desde los derechos humanos, la igualdad de remuneración es un derecho inalienable y un principio de justicia social que debe garantizarse con políticas públicas que protejan a las mujeres y promuevan su inclusión laboral en condiciones de igualdad.

Redistribución y Corresponsabilidad de los Cuidados

Uno de los factores que perpetúan la desigualdad salarial es la distribución desigual de las responsabilidades de cuidado. Las mujeres suelen asumir la mayor parte del trabajo no remunerado, lo que limita su acceso a empleos formales y bien remunerados. Esta carga afecta su capacidad para desarrollar carreras profesionales, obligándolas en muchos casos a aceptar trabajos informales o de menor remuneración. En México, por ejemplo, las mujeres aportan más del 72% del trabajo no remunerado.

La redistribución de los cuidados y la corresponsabilidad entre hombres y mujeres son esenciales para romper este círculo vicioso. Se necesitan políticas públicas que promuevan el acceso a servicios de cuidado infantil y de personas dependientes, así como la implementación de licencias de paternidad y maternidad equitativas. Solo a través de la corresponsabilidad en el hogar será posible nivelar las oportunidades en el mercado laboral.

Empleo Informal: Una Realidad Desafiante

La participación de las mujeres en el empleo informal es otro desafío significativo. En México, el 54.6% de las mujeres trabajadoras se encuentran en el sector informal, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para el cuarto trimestre de 2023. Estas mujeres no solo carecen de acceso a seguridad social, sino que también enfrentan condiciones laborales precarias, con menos posibilidades de ascenso y menor protección salarial.

Esta realidad evidencia la necesidad de una nueva política laboral con perspectiva de género, que no solo atienda la brecha salarial en el empleo formal, sino que también busque soluciones para las mujeres en el sector informal, donde las desigualdades son aún más profundas.

Igualdad de Oportunidades: Un Imperativo de Política Pública bajo la perspectiva de un Modelo de Desarrollo Inclusivo

Los organismos patronales proponemos la implementación de una política laboral con perspectiva de género como una medida urgente de política pública. Bajo esta perspectiva, promovemos un Modelo de Desarrollo Inclusivo, en el que la igualdad salarial, la justicia social y la equidad laboral no solo sean principios éticos, sino también elementos fundamentales para la competitividad y la sostenibilidad económica. Este modelo incluye:

• Incentivos para la contratación de mujeres en todos los niveles, especialmente en sectores donde han estado subrepresentadas, como la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).
• Fomento a la igualdad de oportunidades en procesos de selección, promoción y formación dentro de las empresas.
• Programas de capacitación y desarrollo profesional enfocados en mujeres, especialmente en el empleo informal o en sectores vulnerables.
• Apoyo al emprendimiento femenino, eliminando barreras para que las mujeres puedan acceder al financiamiento y desarrollarse como líderes empresariales.
• Promover políticas que incluyan licencias de paternidad extendidas, programas de cuidado infantil accesibles y flexibles, y campañas de sensibilización para equilibrar las responsabilidades de cuidado entre hombres y mujeres.
• Crear incentivos fiscales y de seguridad social para formalizar el empleo de las mujeres en sectores como el trabajo doméstico y el comercio informal. Asegurar su acceso a la seguridad social y prestaciones laborales.
• Implementar programas de mentoría y liderazgo femenino, asegurando que las mujeres puedan acceder a posiciones de toma de decisiones dentro de las organizaciones.

La equidad no puede seguir siendo una meta distante; debe convertirse en una realidad palpable en todas las áreas de la vida laboral. Es momento de trabajar juntos para cerrar la brecha salarial y construir un futuro más igualitario y próspero para todos, donde el salario y las oportunidades reflejen verdaderamente el valor de cada persona.