Artículo escrito por Gerardo Trejo Veytia, Subsecretario General de Coparmex. Ingeniero Industrial IBERO. Maestro en Administración ITAM vía etcétera.
Twitter: @gerardo_trejo_v
Propiciar condiciones favorables para que el sector privado invierta, genere valor agregado y cree nuevos empleos, debería ser uno de los objetivos primordiales de cualquier gobierno. No hay bienestar ni desarrollo posible sin más empresas privadas, inversión, empleos formales y crecimiento económico.
Hoy nuestro país enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia, producto de malas decisiones de política pública del gobierno federal, un discurso polarizante que enfrenta y divide, sumado a una pandemia que nos llegó sin un plan razonablemente efectivo para paliar sus efectos. Resultado de lo anterior, nuestra economía registró en el segundo trimestre del 2020 una contracción de (-)18.9% del PIB; con esta caída retrocedimos casi una década en nuestros niveles de actividad económica. Entre marzo y julio decenas de miles de empresas han quebrado y se han perdido más de un millón de empleos formales; según datos del INEGI en abril 12 millones de personas perdieron su ingreso.
La estrategia para enfrentar el Covid-19 ha resultado un verdadero fracaso. El gobierno federal decretó el cierre de actividades de las empresas “no esenciales” sin diseñar previamente un programa emergente de apoyos reales para que lograran sobrevivir y mantener a sus colaboradores durante este período, ocasionando el colapso de la economía.
Tampoco destinó los recursos materiales suficientes para enfrentar la emergencia y mantuvo mensajes contradictorios que han impedido el uso generalizado del cubrebocas en espacios cerrados, la aplicación de pruebas masivas y el rastreo de contagios, que son las medidas que han funcionado con éxito en otros países.
Las equivocaciones del gobierno federal en la estrategia para enfrentar la crisis sanitaria costarán vidas y alargarán innecesariamente la parálisis económica.
Para complicar el panorama, la delincuencia está fuera de control y los niveles de violencia en aumento; urge modificar la estrategia, sin seguridad no hay desarrollo ni bienestar posible.
La triple crisis: económica, sanitaria y de seguridad pública, se puede convertir en el agravamiento de una crisis social de magnitudes impredecibles.
La inacción del gobierno al no presentar un programa contracíclico para reactivar la economía ha dejado sin empleo y con un incierto porvenir a millones de familias.
Urge un Acuerdo Nacional para la Recuperación Económica que una a los mexicanos para trabajar juntos; gobierno e iniciativa privada a favor del bien común, propiciando las condiciones necesarias y suficientes para que todos en lo individual podamos desarrollar nuestras potencialidades al máximo.
Es importante restaurar la confianza perdida, modificando las decisiones que la han dañado. Urge una reingeniería que facilite la apertura y operación de las empresas; el marco regulatorio debe ser claro, simple, estable y de aplicación general, para que exista certidumbre a la inversión. Los más beneficiados serán los millones de jóvenes que necesitan un empleo formal o decidan emprender; no debemos seguir obstaculizando y encareciendo la creación de empleos formales.
Se debe dejar atrás el discurso polarizante gubernamental que divide y enfrenta a la sociedad; los tiempos y las circunstancia exigen no actuar con cálculos políticos o electorales, el Presidente de la República puede poner el ejemplo llamando a la concordia y unidad de los mexicanos.
Unidos en lo esencial podremos salir adelante como país, urge un Acuerdo Nacional YA.
Visita la versión original en: etcétera, La triple crisis y un acuerdo nacional
