Artículo de opinión escrito por Gerardo Trejo Veytia, Secretario General de Coparmex Nacional | Vía Expansión Política.
Twitter: @gerardo_trejo_v
Desde hace varios años escucho a nuestros gobernantes y representantes populares hablar del problema de la sobrerregulación y de la afectación que implica principalmente para las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) de nuestro país. Se anuncian programas de simplificación, leyes de mejora regulatoria, sin embargo, por alguna extraña razón el marco regulatorio para la apertura y operación de empresas formales en México es cada vez más complicado.
Recientemente la organización no gubernamental México Evalúa presentó un adelanto del Índice de Burocracia en Latinoamérica, que visibiliza la carga regulatoria que soportan las empresas de la región. El estudio muestra que las pequeñas empresas en México destinan cerca de 500 horas por año para cumplir con su carga administrativo-burocrática.
Por ello, no sorprende el alto índice de informalidad que persiste en nuestro país, con 6 de cada 10 personas trabajando en el sector informal de nuestra economía. Esto se explica en gran medida por la necia burocracia que en el discurso habla de simplificación y mejora regulatoria, pero en los hechos cada vez complica más el poder ser un empresario formal en México. La sobrerregulación mantiene a la mayoría de los mexicanos en la informalidad, a merced de grupos de intereses creados que les cobran rentas ilegales por dejarlos trabajar, generando corrupción y pobreza.
El exceso de trámites federales, estatales y municipales complica principalmente la apertura y operación de la empresas más pequeñas, pues no cuentan con personal especializado o despachos de asesoría que puedan atender todos los requerimientos, y son los propios dueños de estos negocios quienes tienen que destinar más de tres meses de su trabajo efectivo en un año para intentar cumplir. Todo este esfuerzo y tiempo se deja de invertir en innovación, diseño y mejora de las actividades propias de las empresas, que es lo que realmente genera valor, productividad y competitividad.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) lanzó hace algunos meses un programa denominado #AlertaRegulatoria, en donde cada semana se evidencian los proyectos de nuevas leyes o reglamentos y sus posibles implicaciones. Es verdaderamente alarmante constatar como constantemente se proponen iniciativas de nuevas regulaciones que amenazan la supervivencia de diferentes sectores económicos.
En lo que va del año, la #AlertaRegulatoria ha detectado que se han presentado 848 proyectos regulatorios solo a nivel federal; esto implica un promedio de 24 nuevas regulaciones por semana. La excesiva carga regulatoria obstaculiza la generación de empleos formales bien remunerados, afectando a los jóvenes que buscan trabajo y a los emprendedores. La tramitología frena la inversión privada, el crecimiento económico y el desarrollo inclusivo.
Claro que deben existir regulaciones para las empresas, pero deben ser claras, sencillas, cumplibles y estables; pocas leyes y que se cumplan. El marco regulatorio para las empresas formales pequeñas (MiPyMEs) debe ser especialmente simple, para que logren sobrevivir, consolidarse y crecer.
Mientras más clara y sencilla sea la regulación, más personas lograran pasar a la formalidad, liberándose del yugo de los grupos de intereses creados y de la necia burocracia. Urge una verdadera simplificación del marco regulatorio para la apertura y operación de las empresas en México. Necesitamos una regulación inteligente que permita un desarrollo sostenible e inclusivo.
#OpiniónCoparmex
