Niñas, niños y adolescentes merecen educación de calidad

Artículo de Opinión escrito por: Héctor de la Miyar | Presidente de Comisión Nacional del Desarrollo Regional, Fronterizo y Portuario de Coparmex Nacional | Vía: @elsolde_mexico

En México no podemos hablar de desarrollo económico ni de productividad si no garantizamos antes algo mucho más básico: el derecho a aprender. La calidad educativa ya no admite excusas ni postergaciones. Es tiempo de poner a las niñas, niños y adolescentes en el centro de todas las decisiones públicas.

Cada día que un aula permanece vacía, cada vez que un maestro carece de formación continua, cada programa escolar que se decide con criterios políticos y no pedagógicos, es un golpe directo al futuro de nuestro país. Y no lo decimos como una figura retórica: una generación sin educación de calidad es una generación con menos oportunidades, menos ingresos, menor bienestar y menos posibilidades de romper el ciclo de pobreza.

Desde COPARMEX sostenemos que no hay proyecto de nación viable sin capital humano bien formado. Y esto comienza en las escuelas. Apostar por la educación no es una causa social ajena al sector empresarial: es la mejor política económica a largo plazo. Las MiPyMEs que representamos necesitan talento, creatividad, habilidades digitales, pensamiento crítico, capacidad de resolver problemas. Y eso solo puede forjarse en aulas seguras, con docentes capacitados y programas centrados en resultados.

No podemos permitirnos más generaciones perdidas por la falta de clases, por contenidos obsoletos o por la improvisación. Nos duele que el aprendizaje de millones de estudiantes siga condicionado por factores que nada tienen que ver con su esfuerzo: infraestructura deficiente, decisiones unilaterales, entornos violentos. Por eso alzamos la voz.

Proponemos tres caminos urgentes:

Recuperar la calidad como prioridad educativa. Exigimos que todas las políticas públicas, desde el presupuesto hasta los planes de estudio, respondan a un principio rector: el derecho a aprender con excelencia.
Poner fin a la politización del aula. La educación debe ser un espacio de neutralidad y construcción de ciudadanía, no de ideologización. Las infancias merecen contenidos científicos, humanistas y útiles para la vida.
Diseñar un nuevo pacto educativo. Necesitamos una visión de largo plazo construida entre padres, docentes, autoridades, empresarios y estudiantes. Que abrace la innovación, la inclusión y la dignidad de los actores educativos.
Invertir en educación no es un favor: es una urgencia nacional. Cada peso destinado a capacitación docente, herramientas tecnológicas o fortalecimiento escolar es un peso que rinde frutos en forma de empleos, empresas, cohesión social y paz duradera.

Las MiPyMEs del futuro no nacerán por decreto. Se formarán hoy, en las aulas, donde se despierta la curiosidad, se fomenta la autonomía y se enseña a emprender. Por eso proponemos acercar la ciencia, la robótica y el emprendimiento a cada rincón del país, con el compromiso de todos.

La calidad educativa no puede esperar más. El bienestar de nuestras infancias y adolescencias no se negocia. Apostar por su aprendizaje es el paso más inteligente y más justo que puede dar México.