Yo defiendo mi libertad

Artículo de opinión escrito por Rosa Marta Abascal, Presidenta de Comunicación | Vía Reforma.
Twitter: @rmabascal

Votar es elegir y elegir es ejercer mi derecho y mi responsabilidad. Sin libertad, votar no tiene sentido.

Votar implica elegir entre distintas opciones. Nuestro voto será efectivo solo si es auténtico y fruto del ejercicio de nuestra libertad de expresión, de reunión, de participación, de información, de asociación sin que existan consecuencias que castiguen la elección decidida.

Pero ¿cómo garantizar que nuestro derecho y obligación de votar y el resultado del ejercicio sea respetado?

1. A través de procesos electorales basados en los principios de justicia, igualdad, equidad, certeza, imparcialidad, legalidad y transparencia.

2. Con normas y procedimientos claros y equitativos para todos.

3. Y contando con un árbitro imparcial y neutral que garantice equidad, transparencia y certeza durante todo el proceso: el INE.

Las funciones del INE van desde organizar una elección, emitir las credenciales para votar que nos identifican en múltiples momentos y trámites; es regulador de los medios de comunicación, fiscaliza a los partidos políticos y es árbitro de la contienda. Esto por supuesto lo pone en una posición que no es cómoda.

Con el INE, antes IFE, es justo señalar que pasamos del sufragio efectivo, al respeto del voto. El INE ha sido un árbitro que ha garantizado total autonomía, no está ni a favor ni en contra de fuerza política alguna. Esto es lo que le ha ganado la legitimidad política y confianza entre los ciudadanos.

Es importante señalar que el INE (antes IFE), desde que se desligó del gobierno federal en 1996, ha reconocido y validado la victoria electoral de tres partidos diferentes, el PAN (2000, 2006), el PRI (2012) y Morena (2018). Ese árbitro que es imparcial al vigilar, validar y reconocer la victoria de los candidatos ganadores, ha beneficiado no a un partido o a un líder, sino a los ciudadanos electores.

Es por ello imperante entender que las contiendas electorales son entre partidos, no contra el árbitro, y que por lo mismo lo mejor que podemos hacer como sociedad es ayudar a fortalecer al INE, ya que es el árbitro que hace que se cumplan las reglas. Necesitamos un INE fuerte para tener una democracia sólida.

¿Cuántos años y cuántas vidas ha costado construir una institución que ha dado certeza electoral a los mexicanos? De inicio, Román Gil Heráldez y Xavier Ovando Hernández fueron asesinados en aquella famosísima elección de 1988 en la que “se cayó el sistema”… Ellos eran los responsables de recabar los datos de las actas electorales e impedir cualquier intento de fraude, la historia ya nos la sabemos todos. Tenemos más de un siglo de trabajo en pro de la democracia en México que no estamos dispuestos a tirar a la basura.

A pesar de los embates y descalificaciones que ha sufrido el árbitro electoral, en la encuesta de diciembre de 2021 de GEA-ISA, la popularidad del INE creció 24 puntos, pasando de 48 a 72% entre septiembre y diciembre. Esta misma encuesta documenta que los ciudadanos aseguran que el INE será imparcial en el 2024 en un 71%. Esta legitimidad social del árbitro y organizador de las elecciones debe ser defendida a capa y espada, pues con ello estamos defendiendo nuestra propia libertad.

El 2024 pasa por el 2023 y el 2022, y en ninguna elección, ni local ni federal, será admisible que se lleve a juicio al árbitro electoral dependiendo de quién gane o pierda. Un demócrata acepta tanto la victoria como la derrota. Esperemos contar con actores políticos que estén a la altura de las circunstancias y con ciudadanos activos que, comprendiendo que no pueden dejar su futuro en manos de otros, salgan a votar a pesar de los pesares, manifestando así con claridad el rumbo que quieran para sus familias y para México.

Mientras los ciudadanos convencidos del valor del voto seguiremos diciendo #YoDefiendoAlINE.

La autora es Vicepresidenta de Comunicación de Coparmex.

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