México ante una nueva oportunidad

Dicen, y dicen bien, que las oportunidades o se aprovechan o se pierden, imposible guardarlas para después. México enfrenta hoy una oportunidad que no se presenta con frecuencia y que tiene la capacidad de cambiar la realidad de millones de mexicanos. Una oportunidad de tal tamaño que tiene el potencial de crear miles de empleos bien remunerados, que tanto se requieren en nuestro país para poder aspirar a sacar de la pobreza a los más de 50 millones de mexicanos que aún se encuentran ahí.

Me refiero, como podrán suponer, al denominado nearshoring o relocalización de inversiones y plantas productivas para acercarlas a sus mercados objetivo.  Aunque este movimiento no es nuevo, si podemos afirmar que hoy se presenta con renovada fuerza y con especial potencial para ser aprovechado por México.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, el incremento en el costo de los fletes marítimos y las disrupciones en las cadenas de suministro ocasionadas por la COVID, han enseñado a las empresas que, aparejada a la necesidad de lograr costos competitivos en sus cadenas de suministros, deben buscar con igual o más ahínco que las mismas sean resilientes y que tengan la capacidad de responder ágilmente a los requerimientos del mercado.

Muchos países están buscando beneficiarse de esta nueva fuerza en el nearshoring, pero quizá ninguno esté tan bien posicionado para hacerlo como el nuestro. Compartimos con Estados Unidos –la economía más grande del planeta y con quien además tenemos tratado comercial desde hace casi tres décadas– una frontera de poco más de tres mil kilómetros. Contamos con empresa mexicanas que ya compiten exitosamente con las mejores del mundo; pero, más importante, los mexicanos tenemos el talento y la disposición para trabajar con excelencia y creatividad.

Aprovechar esta gran oportunidad sólo requiere de algo que nos ha faltado hacer en el pasado. Algo que se dice fácil pero que en la realidad no lo es tanto. Ese algo es simplemente que sepamos ponernos de acuerdo y que, con independencia de nuestra ideología o filiación política, sepamos trabajar juntos para crear las condiciones habilitadoras necesarias que nos permitan aprovechar esta extraordinaria oportunidad.

Me refiero a que juntos, Gobierno y sociedad, sepamos privilegiar por sobre nuestras diferencias, todo lo que nos permita tener un país en donde se respete el Estado de Derecho, se promuevan las inversiones productivas y se generen las condiciones necesarias para dar seguridad pública a todos sus habitantes.

En resumen, para poder aspirar a aprovechar esta nueva oportunidad para México, requerimos más trabajo conjunto y efectivo, y menos polarización y retórica.  Al fin y al cabo, lo único que al final de cuentas nos debería importar es hacer de México un país de mayor crecimiento y oportunidades para todos.  Todo lo demás es distracción y pérdida de tiempo.

Si dejamos pasar esta oportunidad, habrá otros países que si la tomen y quedaremos nuevamente marginados y llenos de remordimientos de lo que pudo ser y no fue.  México bien vale la pena que nos pongamos de acuerdo