Artículo de opinión escrito por Fernando Treviño Núñez, Vicepresidente Nacional de Coparmex | Vía: @altonivel
Este primero de octubre la virtual presidenta electa de nuestro país empezará a liderar y por primera vez en la historia de México y en Norteamérica, es una mujer quien ocupará el cargo marcando un hito histórico. Su llegada al poder plantea una serie de retos y desafíos a nivel nacional e internacional.
Uno de los principales retos que enfrentara Sheinbaum es la reconstrucción y fortalecimiento de las relaciones diplomáticas de México, esto como consecuencia del poco interés y pasividad que ha manejado el actual presidente. La relación con nuestros vecinos del norte es crucial principalmente en temas de comercio, seguridad fronteriza y migración; en este último la nueva presidenta cree que habrá que seguir insistiendo para tener una migración “legal” ya que nuestros vecinos necesitan mano de obra calificada. Pero necesitamos algo más que una relación amistosa.
Simultáneamente, en el ámbito económico tenemos otro desafío, el nearshoring, en el cual Sheinbaum destaca que se debe aprovechar para ir más allá de ser un lugar de maquila y lograr que se creen cadenas de valor. Aunque la bolsa subió y el dólar bajo, debemos esperar que tenga la banda y se siente en silla, mientras el mercado financiero seguirá tenso y bajo presión, lo que menos quieren los inversionistas es establecer una maquila de miles de dólares y que de pronto cambien las reglas del juego.
Por otro lado, nos encontramos con los organismos internacionales que durante el actual sexenio les restaron la importancia que se merecen. El fomento de una política exterior que respalde los derechos humanos y el desarrollo sostenible es decisivo. Siguiendo esta línea, nuestro país puede jugar un papel activo en foros como la ONU, la OEA y el G20.
Otro desafío que vale la pena mencionar es el cambio climático. Esta nueva dirigente, conocida por sus políticas ambientales en la Ciudad de México y por su trayectoria en más de una decena de informes sobre el consumo de energía y las emisiones de carbono, tendrá la oportunidad de posicionar a México como líder en esta materia estableciendo compromisos serios con las metas del Acuerdo de París y la implementación de políticas nacionales que promuevan la sostenibilidad y energías renovables, puertas que llevan cerradas durante todo el sexenio. La promoción de tecnologías verdes y la inversión en infraestructura limpia pueden atraer capital extranjero y generar empleo, posicionando a México como un líder en innovación sostenible.
La presidencia de Sheinbaum también ofrece algunas oportunidades. Fortalecimiento de los lazos con América Latina, promoviendo una mayor integración regional a través de iniciativas de cooperación. Esto, no sólo beneficiaría a la economía mexicana, sino que también consolidaría la posición de nuestro país como líder regional.
Como nueva presidenta se enfrentará a una herencia de numerosas tribulaciones. La empresa petrolera está agobiada por la deuda, la migración en el país ha alcanzado cifras históricamente altas y la violencia de los carteles sigue azotando al país. Hay que recordar que está maniatada al fantasma de la revocación de mandato y al cumplimiento de una serie de compromisos de los apoyos económicos con los votantes, y un país que económicamente no sabemos si va a resistir para cumplirlos.
En el fondo confiamos que esta nueva era que está por iniciar sea el verdadero cambio que necesita México. Veremos si se hacen realidad las propuestas de campaña o solo serán una continuidad del gobierno pasado. Sin duda, su éxito dependerá de su capacidad para implementar políticas que fortalezcan la economía, promuevan la sustentabilidad y posicionen a México como un actor clave en la arena internacional. #OpiniónCoparmex