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Artículo de Opinión escrito por Lorena Jiménez Salcedo , Presidenta de la Comisión Nacional de Bienestar Social | Vía: @Forbes_Mexico
México enfrenta un escenario económico complejo que, si no se maneja adecuadamente, podría derivar en una recesión.
La dinámica económica de México ha comenzado a ser negativa como resultado de cuatro factores clave:
Fin de la burbuja de consumo y de inversión ficticia
En los últimos años, el crecimiento económico de México ha estado impulsado en gran medida por un consumo elevado y por inversiones que, en muchos casos, no estaban respaldadas por un crecimiento productivo sostenible. Sin embargo, esta dinámica está llegando a su fin debido a:
1. La reducción del poder adquisitivo como efecto de la inflación acumulada y la pérdida de terreno que están experimentando los salarios reales.
2. El aumento del endeudamiento privado, que también afectará el consumo.
3. El menor flujo de remesas como resultado de las nuevas restricciones impuestas por la administración Trump a migrantes.
4. Inversiones de corto plazo sin impacto en la productividad: obras públicas de baja o nula rentabilidad que, contrario a su objetivo original, están contribuyendo a reducir el dinamismo económico nacional.
Limitado margen fiscal del gobierno
El gobierno de México enfrenta serias restricciones para utilizar el gasto público como herramienta para estimular la economía debido a:
1. Los altos niveles de deuda pública, que hoy ponen en riesgo la calificación crediticia del país y estimulan recortes al financiamiento.
2. La reducción de los ingresos fiscales, dado que no ha habido eficiencia en incrementar la base tributaria, pero sí se ha recurrido a mayor endeudamiento.
3. Los compromisos federales en programas sociales, pensiones y proyectos insignia de la pasada y actual administración, que ahorcan el gasto público y reducen la inversión en infraestructura productiva.
4. Un posible escenario de recortes al gasto (pero no a programas sociales), lo que afectará el desarrollo económico del país y diezmará la capacidad federal de utilizar recursos públicos como herramienta de recuperación.
Pérdida de tendencia de crecimiento
México ha perdido el impulso que le dieron la industrialización, la integración comercial y las reformas estructurales de antaño. Hoy el escenario es de:
1. Crecimiento muy por debajo del potencial. Nuestro país ha perdido cerca del 10% de su tendencia de crecimiento de largo plazo, lo que significa que está produciendo mucho menos de lo que podría bajo condiciones normales.
2. Falta de inversión privada como resultado de la incertidumbre en el entorno político y la ausencia de un marco institucional sólido.
3. Mientras la economía de Estados Unidos ha mostrado una recuperación robusta pospandemia, México no ha logrado capitalizar del todo esta recuperación, lo que ha generado un mayor rezago en comparación con su principal socio comercial.
4. Problemas estructurales como la inseguridad, la falta de Estado de derecho y las deficiencias en infraestructura, que han impedido que México aproveche al máximo oportunidades como el nearshoring y la relocalización de empresas.
Destrucción institucional acelerada
El debilitamiento de las instituciones económicas y políticas de un país tiene efectos negativos en la confianza de inversionistas y en la estabilidad económica. En México, este proceso se ha acelerado en los últimos años debido a:
1. Ataques a los órganos autónomos (INE, Banxico, SCJN).
2. Falta de reglas claras para la inversión, con cambios en regulaciones sin consulta previa y decisiones arbitrarias (reforma eléctrica, cancelación del AICM).
3. Inseguridad pública en niveles alarmantes, lo que ha afectado de manera relevante sectores como el transporte, la agroindustria, el comercio y el turismo.
4. La falta de aplicación efectiva de la ley y el crecimiento de la impunidad, que han hecho que hacer negocios en México sea cada vez más riesgoso.
Con estos elementos, si bien aún no hay una recesión inminente en términos técnicos (dos trimestres consecutivos de contracción del PIB), México enfrenta un periodo de estancamiento que, de agravarse, podría derivar en recesión.
Ante este escenario, los ciudadanos deben tomar medidas para protegerse de la incertidumbre económica, procurando:
1. Fortalecer su ahorro para afrontar los vaivenes económicos.
2. Diversificar sus ingresos con proyectos productivos como emprendimientos o inversiones.
3. Desarrollar nuevas habilidades y capacidades para aumentar su propia empleabilidad.
4. Participar activamente en la opinión pública para ejercer un contrapeso real contra las decisiones gubernamentales que afecten la micro y la macroeconomía.
Las empresas también deben activarse para mitigar riesgos y aprovechar oportunidades en este entorno:
1. Reduciendo costos sin afectar la productividad.
2. Diversificando mercados y clientes, buscando nuevas oportunidades comerciales, especialmente en mercados internacionales, para reducir la dependencia de la economía local.
3. Invirtiendo en innovación tecnológica (IA), que les permita adaptarse a la transformación digital y la automatización.
4. Gestionando adecuadamente sus riesgos financieros, evaluando la exposición a deuda y tipo de cambio, así como manteniendo una estructura financiera sólida.
México enfrenta un escenario económico complejo que, si no se maneja adecuadamente, podría derivar en una recesión. Los ciudadanos y empresarios deben actuar con prudencia, diversificación y visión estratégica para mitigar riesgos y aprovechar oportunidades en este nuevo entorno. #OpiniónCoparmex