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Aprobar reformas sin debate es eliminar la voz ciudadana.

Artículo de Opinión escrito por Juan José Sierra Álvarez , Presidente Nacional de COPARMEX | Vía:@MundoEjecutivo

X:@jsierraalvarez

El Congreso de la Unión aprobó, en un periodo extraordinario y sin diálogo auténtico, un conjunto de reformas que alteran de fondo la estructura institucional del país. Lejos de fortalecer la democracia, estas decisiones aceleradas profundizan la concentración del poder, debilitan los contrapesos y vulneran las libertades fundamentales de la ciudadanía.

No podemos ignorar que en cuestión de se-manas, se avalaron 16 reformas que afectan derechos civiles, autonomía de organismos reguladores y el equilibrio entre los Poderes de la Unión. Este proceso no sólo fue opaco, sino que ignoró deliberadamente las voces de expertos, de la sociedad organizada y de millones de ciudadanos que exigen transparencia. La falta de deliberación técnica y plural no es un detalle menor: es una señal de alarma que exige atención y responsabilidad.

Una de las reformas más delicadas fue la modificación a la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En ella se refuerza la centralización del mando, subordinando la Guardia Nacional a la SEDENA. A pesar del discurso de formación civil, se incorporan conceptos vagos como “amor a la patria” y “federalismo coo-perativo”, que abren espacio a la ideologización de las tareas de seguridad. Esta reforma debilita a los gobiernos locales, elimina autonomía operativa y deja a los municipios sin recursos ni capacidad de decisión efectiva.

También, la creación del nuevo Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia, consolida en la SSPC el control de una red de información masiva sobre los ciudadanos. La ausencia de controles judiciales robustos, de supervisión independiente y de límites claros para el uso de datos personales, expone a la población a un esquema de vigilancia sin precedentes.
Cuando el Estado puede recopilar y cruzar información sensible sin rendición de cuentas, la democracia está en riesgo.

El uso político de la identidad también cre-ce. Con la nueva Plataforma Única de Identidad, conectada a la CURP y otros registros, se impone la entrega obligatoria de datos biométricos y se propone convertir la CURP con fotografía
en el documento oficial de identificación nacio-nal. Este modelo no sólo carece de garantías para la protección de datos personales, sino que debilita al INE como autoridad electoral, lo cual podría tener consecuencias profundas en la confianza democrática.

En el ámbito de las telecomunicaciones, se concreta la desaparición del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), reemplazándolo por dos organismos bajo control del Ejecutivo. Esta medida elimina la imparcialidad regulatoria compromete la neutralidad tecnológica y pone en entredicho la seguridad jurídica de un sector que representa 3.3% del PIB nacional. Además, la obligación de registrar líneas telefónicas con CURP podría desconectar a millones de personas que hoy no cuentan con acceso formal al sis-tema, profundizando la brecha digital.

Desde Coparmex sostenemos que la desaparición de los órganos autónomos equivale a silenciar a los ciudadanos frente al poder. Son instituciones que garantizan derechos, transparencia y condiciones de competencia econó-mica. Su eliminación no es un ajuste técnico; es una regresión democrática.

La concentración del poder nunca ha sido un camino para el desarrollo sostenible. México necesita un Estado de Derechos sólido, donde el respeto a la ley, la independencia institucional y la vigilancia ciudadana sean pilares in-cuestionables. Cuando los pesos y contrapesos se diluyen, se abre paso a decisiones unilatera-les, autoritarias y ajenas al interés colectivo.

Nuestro compromiso como sociedad debe ser con la libertad, la legalidad y la democracia.
Debemos defender a las instituciones que equilibran al poder, exigiendo procesos legislativos abiertos y presentando alternativas técnicas y ciudadanas. La imposición no debe nunca jamás sustituir al consenso, ni normalizar la eliminación de espacios plurales.

México necesita unión, firmeza y claridad.
No se construye un país más justo desde el poder absoluto, sino desde la deliberación honesta y la participación ciudadana. Lo digo con convicción: la democracia no se decreta, se defiende cada día.

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