
Articulo de Opinión escrito por Gerardo Trejo Veytia, Vicepresidente de Sustentabilidad de Coparmex | Via: @SinEmbargoMX.
Vivimos rodeados de restricciones: el tráfico que nos retrasa, el dinero que no alcanza, el tiempo que se agota. Normalmente, las vemos como obstáculos que frenan nuestro avance. Sin embargo, existe otra manera de interpretarlas: las restricciones son luces rojas que señalan dónde se esconde la verdadera oportunidad de mejora.
Eliyahu Moshe Goldratt (1947–2011), físico israelí, consultor de gestión, escritor y pensador empresarial, desarrolló la Teoría de las Restricciones (TOC, Theory of Constraints). Estudió Física en la Universidad de Tel Aviv y obtuvo un doctorado en Filosofía de la Ciencia en la Universidad Bar-Ilan. Aunque se formó en las ciencias duras, pronto aplicó su mentalidad analítica a los problemas de gestión empresarial. En los años 70 fundó la empresa Creative Output, donde creó algoritmos para optimizar la productividad en fábricas, lo que más tarde derivó en su famoso enfoque de la TOC.
La TOC es un método de mejora continua que concentra la atención en los “cuellos de botella” de cualquier sistema, sea una empresa, una fábrica, un hospital o incluso un país. Siempre existe un punto que limita el desempeño global. Goldratt propuso un ciclo de cinco pasos para abordarlo:
Los cinco pasos de la TOC:
1. Identificar la restricción:
- Localizar el cuello de botella: la parte del proceso que frena todo lo demás.
- Ejemplo: en una fábrica de muebles, la lijadora que procesa menos piezas que el resto de la línea.
2. Explotar la restricción:
- Aprovechar al máximo lo que ya existe antes de invertir.
- Ejemplo: asegurarse de que la lijadora nunca esté apagada ni esperando material.
3. Subordinar todo lo demás.
- El resto de la organización debe adaptarse al ritmo de la restricción.
- Ejemplo: si la lijadora procesa 50 mesas al día, cortar 100 tablones solo generará inventario detenido.
4. Elevar la restricción
- Cuando ya no es posible mejorar operativamente, se aumenta su capacidad.
- Ejemplo: comprar otra lijadora, automatizar parte del proceso o contratar personal especializado.
5. Repetir el ciclo
- Al eliminar una restricción, aparecerá otra.
- Ejemplo: tras resolver el cuello de botella en la lijadora, ahora lo será el área de barnizado.
La enseñanza central es clara: la fortaleza de un sistema depende de su eslabón más débil. En lugar de dispersar esfuerzos, la clave está en optimizar, elevar y, después, avanzar al siguiente cuello de botella.
México y sus Restricciones
Si trasladamos esta lógica a la escala de un país, la pregunta es inevitable: ¿cuál es hoy la restricción que frena el desarrollo de México?
La respuesta puede incomodar, porque no se trata de una lista interminable de problemas, sino de identificar uno central. Hoy, ese cuello de botella es la electricidad confiable en los polos industriales.
México vive una oportunidad histórica con el nearshoring: empresas que buscan instalarse cerca de Estados Unidos miran hacia nuestro país, pero muchas frenan sus inversiones porque dudan de contar con energía suficiente, limpia y estable. La restricción es clara: sin electricidad, no hay crecimiento industrial sostenible.
Si México logra superar este obstáculo, la atención se desplazará a la logística: puertos saturados, carreteras insuficientes, transporte intermodal escaso. Superada la energía, será el comercio quien marque el límite.
Más adelante surgirán con fuerza las instituciones: seguridad jurídica, aplicación de la ley, eficiencia regulatoria. Y, en el largo plazo, el capital humano y la educación definirán el techo del desarrollo.
Las restricciones cambian, pero siempre hay una principal. El reto de cualquier país es gestionarlas en secuencia, no todas a la vez. Mientras las políticas públicas tienden a dispersarse en múltiples frentes, la TOC propone lo contrario: identificar el cuello de botella del desarrollo del país y concentrar ahí recursos, liderazgo y voluntad política. Resolver ese punto multiplica el impacto de todas las demás acciones.
Las restricciones no son enemigos a vencer, sino brújulas que marcan el camino. México no necesita arreglar todos sus problemas de golpe; necesita reconocer cuál frena hoy con mayor fuerza su potencial y trabajar con disciplina hasta superarlo.
Solo así liberará, paso a paso, su verdadero flujo de desarrollo. Porque el futuro no está en negar nuestras limitaciones, sino en usarlas como guías estratégicas para crecer y alcanzar un desarrollo inclusivo.