
Artículo de Opinión escrito por Juan José Sierra Álvarez , Presidente Nacional de COPARMEX | Vía: @elsolde_mexico
Hace casi una década, desde Coparmex, asumimos una visión urgente: el salario mínimo en México había perdido el 70% de su poder adquisitivo y estaba hundiendo a millones de familias en la pobreza laboral.
Contra la inercia y los temores de la época, impulsamos lo que denominamos la Nueva Cultura Salarial, partiendo de una convicción inquebrantable: la mejor política para el desarrollo inclusivo es el empleo formal. No hay programa social más eficaz que una plaza con prestaciones, estabilidad y seguridad social.
Los acuerdos tripartitos anunciados recientemente, que elevan el salario mínimo general a 315.04 pesos diarios 9,519.82 mensuales), no son un simple ajuste, sino el punto de inflexión que cierra un ciclo histórico. Con este nivel de ingreso, hemos alcanzado la meta planteada hace años: asegurar que dos personas con empleo en la formalidad puedan sostener el valor de la línea de bienestar familiar (equivalente a dos canastas alimentarias y no alimentarias). Con plena convicción, podemos afirmar que ninguna familia en México con dos miembros ocupados formalmente debería vivir en condiciones de pobreza.
Este logro es el fruto de un diálogo social maduro, responsable y basado en la evidencia que se gestó durante una década. Demostramos que es posible fortalecer el ingreso de los trabajadores sin poner en riesgo la estabilidad de la economía ni la viabilidad de las empresas.
Detrás de este avance se encuentran dos hitos cruciales impulsados por la coincidencia de prioridades nacionales: la desindexación del salario mínimo en más de 21 mil disposiciones jurídicas, que disipó el temor a la inflación; y la incorporación del Monto Independiente de Recuperación (MIR), que permitió elevar el salario sin afectar las negociaciones colectivas.
Los resultados son claros y contundentes, más allá de cualquier filiación política: desde 2016, el poder adquisitivo creció un histórico 148% (Coparmex/CONASAMI). La pobreza laboral bajó del 41.1% a un 34.3%. Según estimaciones de CONASAMI con datos del INEGI, 6.6 millones de personas salieron de la pobreza gracias, precisamente, al aumento del salario mínimo. Este es el mejor testimonio de que cuando el esfuerzo de los trabajadores se recompensa dignamente, el país crece.
Haber cumplido la meta de la línea de bienestar familiar no significa que el trabajo esté concluido. Al contrario, abre una nueva etapa que exige responsabilidad y visión de largo plazo.
Desde COPARMEX, proponemos una nueva agenda de cuatro frentes estratégicos para progresar hacia un desarrollo más sólido:
Acompañar la Meta Salarial 2030: Respaldamos la visión de alcanzar un salario mínimo equivalente a 2.5 veces la canasta alimentaria y no alimentaria hacia 2030, siempre bajo una revisión técnica anual que monitoree la productividad, la inflación y, sobre todo, la viabilidad de las MiPyMEs.
Impulsar el Ingreso Digno Empresarial: Una vez alcanzado el umbral del salario mínimo legal, los siguientes avances deben nacer de la corresponsabilidad voluntaria de las empresas, a través de iniciativas como el Ingreso Digno.
Consolidar el CONSEA: El acuerdo que firmamos con las organizaciones sindicales para crear el Consejo Nacional Social, Económico y Ambiental (CONSEA) debe ser el laboratorio permanente de diálogo social.
Fortalecer los Pilares del Crecimiento: Para que los ingresos sigan mejorando de manera sostenible, México necesita confianza para invertir. Esto se traduce en tres pilares irrenunciables que venimos señalando consistentemente: Seguridad que permita operar sin amenazas, Certeza Jurídica que genere confianza en el Estado de Derecho, y Energía suficiente, con infraestructura moderna y costos competitivos.
El futuro del país se construye con responsabilidad, con diálogo social serio, acuerdos que se cumplan a cabalidad, y con una visión compartida.
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