Artículo de opinión de Luis Durán, Presidente de la Comisión de Educación de Coparmex
Twitter: @LuisEDuran2
El mercado laboral se está transformando a grandes velocidades. Una de las tendencias que tiene un mayor impacto en la forma de emplearse es la llegada de la economía gig, o la economía de los pequeños encargos.
El surgimiento de plataformas digitales que permiten conectar la demanda con la oferta de servicios y productos reduciendo de manera radical los costos de transacción ha abierto un sinfín de posibilidades para realizar actividades o tareas.
La Organización Internacional del Trabajo señala que a pesar de que las plataformas digitales de trabajo adoptan diversas formas, es posible distinguir entre el trabajo colaborativo (crowdwork) y el trabajo a pedido a través de aplicaciones (work on demand via apps).
El trabajo colaborativo se refiere a actividades o servicios que se realizan en línea, independientemente de la ubicación. Si bien algunas de estas actividades implican trasladar el trabajo de la economía fuera de línea a la economía en línea, en otros casos se trata de tareas nuevas necesarias para el buen funcionamiento de las industrias basadas en la web, como por ejemplo el manejo de redes sociales. El trabajo a pedido a través de aplicaciones se refiere a actividades físicas o servicios que se realizan localmente. Entre las actividades más comunes de este tipo se encuentran el transporte y la entrega de productos y los servicios a domicilio. En estos casos se usan aplicaciones para conectar la demanda con la oferta de mano de obra, generalmente dentro de una zona geográfica delimitada.
Como el trabajo colaborativo puede realizarse fácilmente en cualquier parte del mundo, siempre que se cuente con una conexión a internet adecuada, su principal ventaja radica en la flexibilidad para los trabajadores, ya que pueden elegir cuándo, dónde y cómo quieren trabajar, así como qué tareas quieren desempeñar. Esta forma de generar ingresos se ha convertido en una alternativa muy atractiva para personas con responsabilidades familiares, o que viven en regiones con pocas oportunidades laborales.
Sin embargo, a pesar de los beneficios que pueden tener esta nueva forma de empleo en algunos sentidos, la Organización Internacional del Trabajo alerta sobre algunas preocupaciones derivadas del trabajo colaborativo, como la poca claridad en la situación del empleo y la falta de protección social. Ello debido a que las plataformas no siempre aplican al trabajo realizado las mismas normas de protección a sus empleados que establece la legislación laboral, pues con frecuencia son contratados como trabajadores independientes.
Recientemente dos economistas laborales en Estados Unidos que han seguido muy de cerca el tema, señalaron que a pesar de que la economía gig representa un atractivo modelo de negocios para inversionistas y compañías tecnológicas, no está impulsando cambios profundos en la forma en que los estadounidenses se ganan la vida, pues a pesar de que genera trabajo, no está creando tantos empleos de tiempo completo como se piensa, ya que de acuerdo a diversas encuestas, las nuevas oportunidades representan más una alternativa temporal o una fuente de ingresos complementaria para quienes ya están en la fuerza laboral.
Por otra parte, la economía gig representa un desafío para el mundo corporativo pues a medida que más profesionistas optan por la opción de ser independientes, será más difícil atraer y retener talento de largo plazo. De hecho, el talent engagement, o vínculo emocional entre un profesionista y la compañía donde labora, es una de las preocupaciones para el 78 por ciento de las compañías de todo el mundo de acuerdo con una encuesta reciente, pues los porcentajes de rotación del personal han aumentado considerablemente en los últimos años.
Aunque no existen números precisos para México, se estima que la economía gig está ganando cada vez más terreno, predominantemente entre los jóvenes, por lo que habrá que seguir de cerca cómo impacta esta tendencia al panorama de empleo en el país.