Columna escrita por Juan de Dios Barba, Presidente de nuestra Comisión de Desarrollo Democrático
Twitter: @jdbarba
El presidente de la República aún tiene la oportunidad histórica de lograr éxito en su gestión, el éxito del país depende en gran medida de las acciones de gobierno, también de lo que deja de hacer, pero quizá aún más importante son las acciones que promueven o inhiben la actividad productiva de los particulares.
Nadie puede objetar el “Bono Democrático” que ha gozado y seguirá gozando por un tiempo más AMLO, un nuevo gobierno tiene el derecho de implementar sus estrategias, pero también tiene la obligación de evaluar no sólo los resultados obtenidos, sino de manera relevante las tendencias; y ahí, en el futuro, están las principales señales de alerta: estancamiento, cancelación de proyectos, caída en consumo, baja generación de empleo, inseguridad galopante, impunidad ofensiva, falta de certidumbre y descalificación constantes.
Sin crecimiento económico no puede haber desarrollo; las ayudas asistenciales no serán suficientes ni serán financiables mientras no exista crecimiento; no habrá inversión mientras no haya estímulos (como lo hacen otros países, nos guste o no); favorecer a ineficientes entes gubernamentales a costa de modificar las reglas bajo las cuales se realizaron fuertes inversiones en generación de energía y exploración petrolera es la mejor forma de ahuyentar capitales.
Ante este panorama, AMLO debe volver su atención a las responsabilidades básicas del Estado:
1. Proporcionar seguridad efectiva. Dirigir los recursos presupuestales necesarios para que los policías tengan una adecuada remuneración, entrenamiento, equipamiento y dignas condiciones de trabajo; a la par, establecer mecanismos de control de confianza eficaces y castigos ejemplares a infractores. Nadie invierte en un entorno de inseguridad.
2. Un verdadero Estado de derecho. Respetar la independencia del Poder Judicial, modificar el Sistema Penal Acusatorio, de tal forma que garantice presunción de inocencia, reparación del daño a víctimas, pero que castigue la reincidencia eliminando beneficios de preliberación o conmutación de penas; fomentar “amnistías” a delincuentes, genera percepción de impunidad.
3. Garantizar condiciones para la inversión privada. “Suelo parejo”, reglas claras, certidumbre de largo plazo a la inversión, libre competencia, concluir la implementación de la Ley General de Mejora Regulatoria en Estados y Municipios, verdaderos estímulos a la inversión (competitivos frente a los que ofrecen otras naciones).
4. Fortalecimiento de infraestructura. No hay dinero que alcance para la infraestructura requerida, la riqueza petrolera del pasado se ha dilapidado, el beneficio de nuevos yacimientos anunciados llegaría en 10 o 15 años; insistir en proyectos inviables como la refinería de Dos Bocas, no sólo es negligente sino raya en lo criminal, luego entonces, ¿por qué no permitir que empresas serias, nacionales y extranjeras, sean quienes construyan múltiples pequeñas obras de infraestructura?, así lo hicieron en naciones que hoy son ejemplo de modernidad.
5. Desarrollo social basado en la educación. En lugar de crear 100 nuevas universidades, que ni son 100, ni son universidades, se requiere fortalecer la educación secundaria y bachillerato, ahí está la mayor deserción escolar; otorgar becas bien, pero condicionadas al desempeño académico; regalar dinero a pobres NO los saca de la pobreza, enseñarles y capacitarlos sí, a menos que lo que se quiera sea únicamente ganar clientelas electorales.
6. Democracia representativa efectiva. Fortalecer independencia de las instituciones electorales y de participación ciudadana; el INE, el INAI (junto con otras contrapesos del Estado) son activos nacionales que deben mantenerse intocados; consultas patito, votaciones a mano alzada u otros métodos populistas son mera simulación. No se invierte en un país en donde se vislumbre una dictadura de persona o de partido y que además no respete las reglas del libre mercado.
Si AMLO vuelve a lo básico, la economía crecerá de manera consistente, si crece habrá generación de empleos y el pleno empleo provoca incremento en los salarios; el crecimiento genera consumo y riqueza, elevando la recaudación fiscal, dando más recursos al gobierno para sus programas sociales (incluso asistencialistas); si la economía crece y hay recursos presupuestales y se logra recuperar la seguridad, seguramente el partido del presidente tendría un refrendo en las elecciones, al final AMLO ganaría, por la buena, y México también.