Artículo escrito por Jorge Ramírez, Vicepresidente Nacional de Coparmex vía El Sol de México
Twitter: @jrh67er
Decía Seneca: “Ningún viento es favorable cuando el capitán no sabe a qué puerto quiere llegar”.
Los mexicanos queremos resolver los grandes desafíos que tenemos: la desigualdad, en la que muy pocos tienen mucho, y los más tiene grandes limitantes; la inseguridad, que nos quita la paz y nuestra calidad de vida; la mala educación que reciben muchos de nuestros niños y jóvenes, lo que les resta oportunidades de desarrollo; la falta de respeto al medio ambiente que está poco a poco desgastando nuestros grandes recursos materiales, así como la corrupción que detiene el desarrollo de todos.
La primera ley de Newton ilustra muy bien que cuando las fuerzas de cualquier acción guardan la misma dirección se suman y ganan fuerza y aceleración, pero cuando van en sentidos contrarios se frenan y terminan por eventualmente detenerse.
En las empresas, en la medida que haya una visión estratégica que conduzca a las acciones operativas y se alineen los accionistas, trabajadores y proveedores en torno a un servicio que cumpla con las expectativas de los clientes, es seguro que tendrán más éxito y rentabilidad.
Pasa lo mismo en la política y el gobierno: si las fuerzas políticas y sociales, independientemente de sus ideologías, se unen en torno a un objetivo común, es decir el país, con todo y que haya obstáculos y problemas sin duda se vencerían los grandes retos que tenemos.
Sin embargo, no está pasando esto en México. Vivimos en un ambiente político totalmente polarizado en el que como no todos sumamos en la misma dirección se han hechos más evidentes los grandes problemas que hemos venido cargando durante mucho tiempo, sin que las diferentes administraciones, por cierto de diferentes ideologías políticas, los resuelvan.
Es triste ver que desde la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador es el primer polarizador, y está con esta actitud perjudicando el desarrollo del país. Si en lugar de denostar a los que no comparten sus ideas, y a través del dialogo con los que piensan igual y diferente que él, fortaleciera democráticamente sus estrategias y políticas públicas, los resultados serían muy diferentes. Podría encontrar a gente muy crítica en la oposición y en la sociedad, pero en un ambiente de construcción y propuesta podrían enriquecer las estrategias del Estado y convertir los problemas en oportunidades.
Hoy más que nunca, debemos sumar todos en la misma dirección: los tres poderes del Estado, en sus tres niveles de gobierno; los empresarios; la sociedad civil organizada; las iglesias; la academia, en general todos los mexicanos si queremos encontrar pronto un México mejor. Si seguimos bloqueándonos, en lugar de sumar, a lo mejor cuando nos demos cuenta ya no tendremos país que recomponer.