Artículo de opinión escrito por: Lorena Jiménez Salcedo, Presidenta del Comité de Federaciones Coparmex, vía Reforma.
He tenido la oportunidad de hablar en este espacio editorial sobre los riesgos que representaba la reforma constitucional a la Ley Electoral y tener una regresión a esa época de oscurantismo electoral que vivió nuestro país durante más de siete décadas, en donde todos sabían quiénes ganarían las elecciones, locales y federales. Una vez más, creo que es necesario que sigamos hablando del tema con los sucesos de los últimos días, no podemos quedarnos apáticos ante una situación tan preocupante.
El pasado 13 de noviembre, vimos cómo miles de personas marcharon en muchas ciudades del país en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), nos emocionamos al saber que la conciencia política del país estaba despierta para defender una institución, que aunque perfectible, ha representado el camino a vivir en un Estado democrático en el que se puede elegir libremente a los gobernantes de este país, llámense diputados, senadores, alcaldes, gobernadores y por supuesto, presidentes de la República.
Pues gracias a eso, llegó la transición política en el año 2000, después en el 2012 y luego en el 2018. Los ciudadanos, apoyados por un instituto electoral fuerte, fuimos capaces de vivir esos cambios de forma pacífica y en medio de una civilidad ejemplar.
Nunca imaginé que alguien que luchó durante muchos años en contra de esos abusos de poder, emprendiera una dura batalla para destruir lo que nos ha costado mucho tiempo construir en la vida democrática de este país, que ha sufrido con mucho sudor y sangre su identidad y conformación como nación desde hace más de 500 años.
No lograron aprobar esa reforma constitucional, pero tenían ese famoso plan B, con modificaciones a las leyes secundarias, que desafortunadamente fue aprobado este 15 de diciembre.
Una reforma que abiertamente atenta contra la democracia, contra el respeto al voto y a la voluntad de las y los ciudadanos y que busca a toda costa destruir la autonomía y operación del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Consideramos que las modificaciones aprobadas por el Senado, comprometen la competencia electoral y nuestro derecho a tener procesos electorales pacíficos, transparentes, con resultados confiables que nos alejen de conflictos postelectorales.
Dichas modificaciones abren la puerta al autoritarismo, al presidencialismo, a los vicios electorales y a la incertidumbre general, que en un momento como el que está viviendo nuestro planeta, no nos beneficia en lo absoluto.
Creo que es necesario que los que defendemos el estado de Derecho y la democracia, construyamos un Plan C, uno que recupere la institucionalidad, que defienda los valores democráticos, unos que construya y mejore y no que destruya, uno que respete los derechos políticos de todas y todos, uno que apele al diálogo para la solución de los conflictos y las diferencias, uno que trabaje por el bienestar común y no sólo de unos cuántos. No nos podemos rendir. Ahora más que nunca debemos emprender acciones que luchen por preservar y consolidar nuestra democracia, nuestro país, pues México es de todas y todos los mexicanos y no sólo de un grupo político. #OpiniónCoparmex.