Artículo de opinión escrito por: Luis Eduardo Durán Luján | Presidente del Comité de Difusión de Coparmex | Vía: El Universal.
Twitter: @LuisEDuran2
Ahora que ya tenemos claro quienes son las dos candidatas presidenciales, vale la pena evaluar sus estrategias educactivas y exigir que tengan un enfoque hacia el futuro. Hemos comentando ampliamente en esta columna cómo México tiene un gran potencial de desarrollo pero cómo se ha desperdiciado, en gran parte, por nuestra falta de enfoque a construir una educación verdaderamente moderna. La última generación de libros de texto es una muestra de cómo nuestra educación, hoy en día, tiene todo menos un enfoque hacia la modernidad. En el mundo de cambios vertiginosos que vivimos hoy, el sistema educativo ya no puede permanecer estático y mucho menos anclado en el pasado. No se trata solamente de aprender contenidos, sino de formar individuos preparados para los desafíos del siglo XXI. En México, como nación con aspiraciones a ser una potencia emergente, debemos tomar nota y avocarnos a construir una educación verdaderamente moderna que nos permita llevar a nuestro país a un desarrollo acelerado. Puede parecer imposible, pero no lo es. En esta columna hemos hablado de cómo Corea del Sur y Singapur pudieron construir economías destacadas y modernas apalancando la educación, pero quizá el caso de Finlandia sea el mejor ejemplo de lo que podemos hacer en México.
En la década de 1960, Finlandia enfrentaba problemas económicos, con una economía basada en la agricultura y la silvicultura y niveles de educación bajos en comparación con otros países europeos. En la década de 1970 iniciarían una reforma educativa integral, donde el país pasó de un sistema educativo selectivo a un sistema comprensivo hasta los 16 años, eliminando el rastreo temprano y ofreciendo a todos los estudiantes el mismo currículum. Además, se elevó el nivel de formación de los docentes, requiriendo una maestría para la enseñanza en todos los niveles. Finlandia invirtió en recursos educativos para zonas desfavorecidas, garantizando que todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico, tuvieran igualdad de oportunidades. Se introdujo un sistema de apoyo integral que incluye comidas escolares gratuitas, transporte, y servicios de salud y orientación en las escuelas. Hoy en día, Finlandia es reconocida mundialmente por su excelencia educativa. A pesar de gastar menos en educación que muchos otros países desarrollados, los estudiantes finlandeses regularmente se encuentran entre los mejores en las evaluaciones PISA. Además, es claro que el país ha disfrutado de un crecimiento económico sostenido y han diversificado su economía hacia sectores como la tecnología.
Para México, ¿qué significa “educación moderna”? Y, ¿por qué es crucial para nuestro desarrollo como país? Para empezar, es indispensable construir una educación con un aprendizaje basado en habilidades. Finlandia se ha desplazado de un aprendizaje basado en contenidos a uno basado en habilidades. Esto significa que, más que aprender fechas y datos, los estudiantes aprenden habilidades de pensamiento crítico, resolución de problemas y habilidades interpersonales. Estas son esenciales en un mundo donde la información está al alcance de la mano, pero discernir y utilizar esa información es el verdadero desafío. También debemos apalancar de manera importante la tecnología. Un estudio de McKinsey & Company mostró que la integración de tecnología en el aula puede incrementar la retención de contenidos y habilidades en hasta un 20%. Esto no solo refiere al uso de tabletas o computadoras, sino al uso educativo de estas herramientas. Los estudiantes de hoy son nativos digitales; ignorar esa realidad es dejarlos sin las habilidades necesarias para el mundo laboral moderno. Finalmente, es primordial poner énfasis en la educación cívica, formando ciudadanos conscientes y activos en su comunidad. Es esencial que nuestros estudiantes no solo sean trabajadores competentes, sino ciudadanos comprometidos con su país.
México tiene el potencial de ser líder en América Latina y en el mundo. Sin embargo, para alcanzar ese potencial, necesitamos un motor real de cambio socioeconómico y, para lograrlo, es esencial que miremos hacia adelante y no hacia atrás. Modernizar nuestra educación no significa olvidar nuestra historia o cultura, sino preparar a nuestros jóvenes para un futuro incierto pero prometedor. Es hora de tomar el reto y avanzar hacia una educación moderna para nuestro país.