Artículo de opinión escrito por Jorge Ramírez Hernández, Vicepresidente Nacional de Sustentabilidad de Coparmex vía @elsolde_mexico
X: @jrh67er
El 11 de marzo, el presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua y Saneamiento de la Cámara de Diputados, Rubén Muñoz Álvarez, declaró que un 99% de los organismos operadores de agua encargados de este servicio del país están en quiebra. Esta realidad vista como empresario, es ridícula.
Estos sistemas son cuasi-monopolios, con un mercado cautivo, un producto indispensable para el consumidor, por el que se pueden cobrar tarifas justas; lo único imperativo es tener una operación enfocada a la eficiencia y al servicio.
Para que esto suceda se requieren decisiones y estrategias técnicas que privilegien el largo plazo y el bien común por encima de aquellas de corto plazo basadas en intereses político-partidistas o de grupo.
Un ejemplo de cómo se politizan estos servicios es lo que ha sucedido ante la contaminación en la red de agua potable en la alcaldía Benito Juarez. SACMEX ha presentado una penosa denuncia por sabotaje para ocultar su falta de control operativo y mantenimiento a la red; a esto se suma su poca eficiencia física y la falta de agua que ha habido en otras zonas de la ciudad, además de las alertas de que en esta época de estiaje no habrá agua suficiente en el Sistema Cutzamala para poder cumplir con el servicio en varias partes, no sólo de la CDMX, si no de la megalópolis.
Sin duda, un reflejo de la falta de planeación y de la operación deficiente del organismo; pero como lo declaraba el diputado Muñoz, es solo otro ejemplo de lo que sucede en la mayoría de los organismos del país.
Se me ocurren rápidamente dos sencillas acciones, de muchas que pudiera proponer, que se debieron haber realizado en CDMX para haber evitado llegar a esta situación.
Primero: eliminar las prebendas políticas y se debe cobrar por el servicio lo justo. Medir puntualmente toda el agua que pasa por la red y cuanto se entrega a cada usuario, en cantidad y calidad, para que sepan lo que reciben y paguen por lo que usan. Que las tarifas sean subsidiarias y escalonadas para que el que use más pague más, no sólo en volumen, sino en costo tarifario, y con esto se estimule el cuidado y el ahorro del vital líquido de todos. Con esto el sistema contará con recursos suficientes para poder hacer mi segunda propuesta.
Segundo: que se invierta en mantenimiento de la red de forma ordenada y disciplinada. Esto significa abrir el concreto de las calles de diferentes partes de la ciudad de forma planeada, pero permanente para que se sustituyan las tuberías, tanto de agua potable como de drenaje sanitario, ya depreciadas de forma preventiva en base a la especificación del fabricante, y no cuando ya sean evidentes las fugas. Aprovechar esto para sectorizar la ciudad, y con instrumentación y la medición que ya comentaba, se puedan detectar fugas y repararlas más rápidamente. Esta inversión es muy latosa y no se ve en el corto plazo y, por supuesto, no es de gran rentabilidad política, pero ayuda muchísimo a garantizar la eficiencia física y el abasto para todos en el largo plazo. #OpiniónCoparmex