Artículo de opinión escrito por Rosa Marta Abascal, Vicepresidenta de Desarrollo Democrático, Cabildeo y Vertebración de la Coparmex
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La hora cero se aproxima, ¿seremos capaces los mexicanos de entender la trascendencia de ejercer nuestro voto? ¿Caeremos en la trampa de “este arroz ya se coció” y por lo tanto dejaremos a otros la definición del futuro de los nuestros y el propio?
Mucho está en juego: en cualquier lugar del mundo, cuando sólo un perfil de personas vota, cuando sólo un nivel socioeconómico participa, cuando sólo privan los intereses de un grupo o un partido, siempre el resultado es una visión miope que conduce al fracaso.
El mundo es tan diverso, que nadie puede ver ni conocer la verdad de éste en su totalidad. Cuando sólo ciertos grupos son escuchados, se están perdiendo de la inmensa riqueza que da escuchar a otros diferentes, con perspectivas que pueden abrir la mente, que pueden encontrar caminos alternos, que seguramente, en conjunto, elaborarán propuestas que abonen al bien común.
México apostó, como nunca lo había hecho, por un proyecto de país en el 2018; sin embargo, la respuesta en el ejercicio del gobierno no tomó en cuenta a todos pues, en realidad, el grupo más grande de mexicanos quedó en el grupo de los que no votaron, 37%.
Instrucciones como “no se cambia ni una coma” han mostrado claramente que sólo una perspectiva ha prevalecido, dejando de lado el resto de las voces de la diversidad, que podrían haber ayudado, en su conjunto, a generar propuestas y estrategias que habrían llevado a México al lugar que se merece.
Pero ¿de quién es la culpa? El estado que más vota es Yucatán, con un ejemplar 77% de participación; sin embargo, hay aún 23% de ciudadanos que no emiten una decisión en las urnas. En el otro extremo está Baja California, con apenas 53% de participación ciudadana, increíble que a 47% de sus ciudadanos no les importe que otros definan su futuro.
Pero a esta lista de estados que participan poco se suman, increíblemente, Guanajuato, Sonora, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Quintana Roo, Jalisco, entre otros estados que son ejemplo de liderazgo y vanguardia en muchos temas, pero no en participación ciudadana, lo cual los lleva a estar subrepresentados en la elección a Presidente de la República y en el Congreso federal. Temas como el nearshoring, el agua, la sustentabilidad, la innovación; el fortalecimiento de clusters esenciales para el presente y futuro de México no tienen el altavoz que merecerían.
Y la pregunta subsiste, ¿de quién es la culpa? Y la respuesta no tiene salida, es de todos y cada uno de los que no asisten a las urnas, de todos y cada uno de los que pudiendo impulsar el voto en su familia, en su cuadra, en su club, en las asociaciones a las que pertenece, con sus amistades, en su entorno laboral, no lo hacemos. Porque no basta con que “yo cumpla y yo vote”, se trata de que actuemos como ciudadanos corresponsables todos, se trata de que por primera vez en nuestra historia nos unamos ante una causa que a todos nos motiva: tener equilibrio democrático en la Presidencia y ante el Congreso de la Unión para que todos tengamos voz habiendo ejercido el voto.
Cada voto cuenta, cada voto vale y el compromiso de cada uno debiera ser llevar a votar a 10 personas y cada persona a la que invitemos que lleve a votar a otras 10 personas y así sucesivamente. Esto asegurará la elección con más participación en la historia de México, así sí haremos historia, así sí estaremos todos representados, así sí seremos quienes le demos órdenes a aquellos a quienes estamos contratando para que dirijan el destino de este país de luces, colores, fuego, aire, agua, emociones, música, paisajes y, sobre todo, personas inigualablemente cálidas, amables y generosas.
Atrévete, vota y lleva a 10 personas a votar, así, juntos haremos historia construyendo nuestro futuro #PorAmorAMéxico. Por eso yo #ParticipoVotoExijo.