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El ganso le tira a las escopetas

Artículo escrito por Reginaldo Esquer, vicepresidente de Justicia y Asuntos Tributarios de Coparmex vía Milenio

Twitter: @Reginaldo_EF

Recientemente el Servicio de Administración Tributaria anunció su Plan Maestro de fiscalización 2021 y resulta claro a quien le apunta. En el año 2020, en medio de la pandemia, se recaudaron 3 billones 338.9 mil millones de pesos, lo que significó un aumento nominal de 137 mil millones y un crecimiento real de 0.8 por ciento, respecto a lo recaudado en 2019. En este 2021 y el próximo año se propone aumentar la recaudación hasta en 150 mil millones de pesos por el fortalecimiento en la inspección fiscal en aduanas y comercio exterior.

Las grandes empresas de México están bajo asedio por el Gobierno Federal, que las señala como el origen de todos los males, todas, las llaman corruptas, y generadoras de toda clase de problemas nacionales. Cuando no es el problema eléctrico, es el de la nutrición de los mexicanos; también son unas aprovechadas porque a “todas” en el pasado les condonaron impuestos.

Claro, los grandes contribuyentes son un blanco fácil, todos los ven. Lamentablemente en México somos malos para valorar el éxito, siempre sospechamos que le va bien a alguien porque, de seguro, algo malo hizo, se robó o se aprovechó indebidamente. No nos paramos a reflexionar si el negocio y su ganancia es legítima, lo que se tuvo que arriesgar o sacrificar; lo que invertió, cuántos empleos generó, y cuantas familias dependen de ese empleo. Incluso no pensamos en cuántos impuestos paga.

Y no resulta malo, solo porque esta administración federal lo diga, generar estímulos de ahorro fiscal a ciertos giros. Todos los países del mundo incentivan a sus grandes empresas, porque entienden claramente que la economía de una nación fuerte depende en gran medida de cuántas multinacionales tenga.

Lo que deberíamos reflexionar y preguntarnos es, si la estrategia anunciada por el SAT podría catalogarse como un buen Plan Maestro. Los capitales y los negocios, nacionales o extranjeros, si se sienten amenazados se pueden ir de México o no ampliar sus inversiones, incluso esperar mejores tiempos. La confianza no se gana con ataques o generalizaciones, o con debates en los medios. No se aprecia como algo serio. Se ve más como un circo, y de varias pistas, en donde diversos temas a la vez se concentran solo en los elefantes.

Deberíamos preguntarnos ¿qué es lo que se persigue con este claro afán? Una idea rápida podría ser generar mayor recaudación. Alguien podría decir que ya demostraron que se puede tener más ingresos.

Pero ¿por cuánto tiempo? De que sirven uno o dos años de buena recaudación, si luego se va a obtener menos. A esta administración le quedan menos de 4 años, ¿cuántas empresas muertas quiere dejar en el camino? Por qué no pensar de otra forma: ¿Cómo lograr establecer la obligación de que paguen los impuestos que les corresponden, y a la vez ayudarlos generando estímulos a la inversión? o ¿cómo podemos incentivar a esas empresas a crecer, para generar mayores empleos, que generan mayores pagos de impuestos?

En lugar de concentrarse en generalizar y denostar, en decir que todos son malos, cuando son más los buenos contribuyentes mexicanos que los malos. Es inevitable, tratándose de política, pensar que el Plan Maestro del gobierno se centra en la conveniencia electorera, en caerle bien a las masas de mexicanos que no toleran el éxito de otros, muchos de ellos en condiciones de pobreza y con enojo social, aumentado por los efectos económicos nocivos del Covid.

Al final a esos afectados no les preocupa quien se las hizo, sino quien paga. Y desde el Gobierno Federal se apunta para que quien pague, sean los grandes contribuyentes, mexicanos o extranjeros, a cómo sea que toque.

Consulta la versión origina en: Milenio, El ganso le tira a las escopetas

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