
Artículo de Opinión escrito por Sharzy Molina Guizar, Presidenta de la Comisión Nacional de Salud de Coparmex | Vía: @elsolde_mexico
El 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes, nos recordó una realidad ineludible: esta enfermedad avanza con tal velocidad que los entornos laborales se han convertido, por necesidad, en uno de los frentes más importantes de prevención y cuidado. No solo porque ahí pasamos la mayor parte de nuestra vida adulta, sino porque las decisiones que se toman dentro del trabajo tienen impacto directo en la salud, la productividad y la competitividad del país.
Y no es una exageración. México enfrenta cifras que definen mucho más que un problema de salud; describen un riesgo real para nuestra competitividad. Uno de cada seis adultos vive con diabetes, cada hora se suman 120 nuevos diagnósticos y las pérdidas económicas superan los 85 mil millones de pesos al año.
Pero el dato más duro es este: la merma de horas laborales asociadas a diabetes equivale a perder 184 mil empleos de tiempo completo cada año. La enfermedad no solo compromete la vida de las personas; erosiona proyectos, empresas y regiones enteras.
¿Por qué está creciendo con tanta rapidez? No es misterio: sedentarismo, exceso de azúcar, estrés sostenido, jornadas que no permiten dormir bien. Y aquí surge la cuestión central: el trabajo puede ser un espacio que desgasta o un territorio que restaura salud. Ese es el nuevo desafío empresarial del siglo XXI.
Para las empresas formales, el impacto ya se siente: aumentan costos por incapacidad, ausentismo, presentismo y sobrecarga en los equipos. En el lado informal la realidad es aún más cruda: sin seguridad social, el costo directo de medicamentos, consultas y complicaciones recae por completo en las familias. La informalidad es, sin duda, la antesala de la vulnerabilidad.
Sin embargo, hay una ventana de oportunidad enorme. Hoy existen programas públicos y privados que pueden integrarse al entorno laboral: PrevenIMSS, atención de enfermedades crónicas en IMSS-Bienestar, modelos corporativos como TecSalud y alternativas de telemedicina accesibles. La tecnología ya permite monitoreo digital, predicción de riesgo con IA y nutrición personalizada. La prevención nunca había sido tan accesible, tan rápida y tan inclusiva.
Desde COPARMEX hemos impulsado este enfoque dentro del Modelo de Desarrollo Inclusivo. Iniciativas como el Bono de Salud y el Salario Digno, las cuales están diseñadas para poner la salud en el centro del futuro laboral. Nuestro modelo es accesible y escalable: desde niveles Bronce (mínimo viable) hasta niveles Oro (integración estratégica completa), con tamizajes, pausas activas, talleres de nutrición, telemedicina y capacitación conforme a NOM-015, NOM-035, ODS y OIT.
Porque cuidar la salud no es un costo; es una inversión con retorno directo en productividad, estabilidad y talento.
México no podrá competir en el mundo si normaliza que una enfermedad prevenible afecte a millones. Transformar los espacios de trabajo no es una tarea secundaria: es una política de Estado y una responsabilidad empresarial.
Si transformamos el lugar donde las personas trabajan, transformamos la biología —y el futuro económico— de una nación.



