Artículo de opinión escrito por: Ximena Céspedes Arboleda | Presidenta del Comité de Comunicación Interna de Coparmex | Vía El Sol de México.Las redes deberían estallar ante los hechos diarios de inseguridad en todos los estados de la república, pero el fenómeno en la agenda sociodigital es contrario a ese deseo.
La opinión pública habla diariamente, en las conversaciones sociodigitales, sobre violencia, robo, desapariciones, feminicidios, extorsiones y demás delitos, no hay un consenso en el tema -las redes son descentralizadas- y solo al presentarse algo que cimbra a la sociedad, se levanta la voz de indignación.
Dos eventos de días pasados: el robo de una joyería en un concurrido centro comercial de la Ciudad de México y por el otro, el asesinato del exlíder de las autodefensas de Michoacán, Hipólito Mora.
La discusión sobre la violencia llega a más de 61 millones de personas mensualmente en las redes. Los delitos son los de alto impacto mediático: homicidios, violencia hacia migrantes, narcotráfico y secuestros. Y se generaliza una molestia hacia las autoridades, señalando principalmente, su inacción.
Usuarios digitales critican la estrategia de “abrazos, no balazos” impulsada desde el Gobierno, esa política tiene a México “bañado en sangre”. Señalan preocupación por el aumento de delitos en México que ya han “rebasado fronteras”, hay reportes de turistas secuestrados, eso daña la reputación del país, nos “etiqueta” como un lugar inseguro para visitar, afecta uno de los principales motores de la economía: el turismo.
El delito que crece y afecta a las micro y pequeñas: la extorsión. Señaló Coparmex en su #DataCoparmex del mes de junio, 6 de cada 10 empresas adheridas ha sido víctima con la consecuencia de un aumento de gastos en medidas de seguridad, cambio de ubicación o incluso cierre de las mismas.
Este delito es menos mencionado en redes sociales principalmente por el miedo a represalias en caso de efectuar una denuncia pública.
Isabel Allende escribió en “El Viento Conoce mi Nombre”: “la indiferencia es uno de los pecados capitales y tarde o temprano hay que expiarlo”, es momento de hacerlo, al menos ante la realidad de la inseguridad.
No normalicemos la violencia. No esperemos un coche bomba, una mina antipersonal, un robo estrepitoso o la matanza de un personaje público para levantar la voz. Está en juego nuestra seguridad, la de nuestra familia y nuestra libertad.
Si no se enfrenta la inseguridad institucionalmente se hará por los hechos… “el remedio puede ser peor que la enfermedad”.
Hay quienes no creen en la sociedad civil, sobre todo porque la ligan al entorno político que estamos viviendo, existe y tiene voz, aunque tiene miedo.
Las redes sociales nos permiten elevar las exigencias ante los problemas actuales de inseguridad. No seamos indiferentes ante los hechos y ante las víctimas. Frente a una exigencia generalizada, las autoridades no pueden quedarse inactivas. Es nuestro momento y nuestro deber.
¿Estamos listos?
