
Artículo de Opinión escrito por: Armando Zúñiga Salinas | Vicepresidente de Comunicación de Coparmex Nacional | Vía: @Excelsior
México frente a una oportunidad histórica
El Encuentro Nacional de Coparmex celebrado en Tijuana confirmó lo que ya se vislumbraba en el foro binacional de San Diego. México atraviesa una coyuntura decisiva para reordenar su rumbo económico y social. La enseñanza más profunda no quedó en los temas técnicos. Lo que marcó el encuentro fue un mensaje que atravesó cada intervención y sostuvo el sentido de todo el proceso. El país no puede avanzar mientras permanezca dividido.
La polarización no construye. Ninguna nación puede sostener un proyecto de largo aliento si la desconfianza define sus vínculos públicos y privados. Por eso, el Encuentro dejó claro que la sociedad civil organizada, cuando actúa con responsabilidad, puede tender puentes, desmontar prejuicios y generar acuerdos que la política tradicional no ha logrado alcanzar. La unidad no exige uniformidad; exige escucha, disposición a ceder y compromiso con el bien común por encima de cualquier agenda personal o coyuntural.
Una visión compartida para enfrentar la incertidumbre nacional
En Tijuana se reafirmó que el desarrollo cada vez más amplio no puede seguir siendo una aspiración postergada. Debe convertirse en guía ética y práctica para orientar decisiones públicas y empresariales. El crecimiento sostenible requiere justicia social. La innovación demanda educación de calidad. La competitividad depende de un Estado de Derecho sólido. Y la movilidad social solo es posible con empleo formal.
El diálogo social mostró signos de madurez. Sindicatos con perfiles técnicos, empleadores comprometidos con la productividad, universidades, organizaciones civiles y especialistas coincidieron en una necesidad urgente. México requiere una nueva visión compartida que articule derechos y responsabilidades en un entorno donde las transformaciones económicas, tecnológicas y laborales avanzan con velocidad creciente.
Se reafirmó que la democracia debe vivirse como cultura cotidiana, no como simple ejercicio electoral. Requiere instituciones sólidas, contrapesos efectivos, ciudadanía informada y un ecosistema empresarial comprometido con la legalidad. Sin una democracia funcional, la inversión sostenible y las oportunidades reales de desarrollo se vuelven inalcanzables.
La extorsión está quebrando el tejido productivo
La seguridad se presentó como el tema más urgente y, quizá, el más revelador. La extorsión ha dejado de ser un delito esporádico. Hoy opera como una estructura de control económico y territorial que, en demasiados lugares, determina quién puede abrir un negocio, quién puede trabajar, quién puede invertir y quién se ve obligado a abandonar su comunidad.
Este fenómeno provoca la desaparición de las micro, pequeñas y medianas empresas, así como una migración silenciosa capaz de vaciar comunidades enteras. Distorsiona mercados, anula la libertad económica y convierte el miedo en una constante de las decisiones productivas. La confianza se erosiona con rapidez cuando el Estado no puede garantizar la vida, la propiedad ni la actividad económica sin interferencias criminales.
Ante esta realidad, los 71 Centros Empresariales de Coparmex suscribimos un pronunciamiento nacional con carácter urgente. México requiere una estrategia integral contra la extorsión, legislación homologada, cuerpos policiales profesionales, fiscalías eficaces y un sistema de inteligencia capaz de desarticular redes de colusión. Ningún modelo de desarrollo puede sostenerse si el empresario enfrenta dos cargas, la de operar legalmente y la de someterse a cuotas criminales.
Como organizaciones, asumimos nuestra parte. Elaboramos diagnósticos territoriales, diseñamos protocolos empresariales, promovemos mecanismos de denuncia segura, acompañamos a las víctimas y colaboramos con universidades y observatorios ciudadanos para generar mapas de riesgo. Lo señalamos con claridad. La presencia del Estado es insustituible. Sin autoridad legítima no hay inversión, no hay empleo y no hay futuro.
México debe elegir entre el temor que paraliza o la cooperación que moviliza
Desde Tijuana surge un mensaje que trasciende siglas y coyunturas. México tiene talento, creatividad, capacidad productiva e instituciones que pueden fortalecerse. Lo que falta es cohesión. Lo que sobra es desconfianza.
La gran disyuntiva nacional exige una elección clara. El temor paraliza y condena al país a administrar crisis. La cooperación moviliza y permite construir soluciones de Estado con visión de largo plazo.
El Encuentro Nacional mostró que, cuando sectores productivos, sindicatos, sociedad civil, universidades y especialistas se sientan a dialogar con honestidad, el país se vuelve más grande que sus diferencias. México merece vivir en paz, y esa aspiración no es ingenua. Es un proyecto posible si cada actor asume su responsabilidad histórica.
No vamos a normalizar el miedo ni a renunciar a la esperanza. El futuro de México se construye con unidad, con diálogo y con Estado de Derecho. Es momento de elegir el camino correcto.



