Artículo de opinión escrito por: Jorge Camacho Ortega, Presidente de Coparmex Querétaro | Vía Milenio
Hay 56 millones de mexicanos pobres, 11 millones en pobreza extrema. Hablamos con cifras y perdemos de vista que cada uno de estos millones de personas tienen un nombre, un rostro y que son parte de una familia, que muchas veces nos los encontramos en la calle y los ignoramos.
Hace unas semanas platiqué con “Juanita”, una joven de 18 años que vive en una comunidad del estado de Guanajuato donde terminó la secundaria y ya no pudo continuar el bachillerato. La mayor parte de los hombres de su comunidad emigraron a Estados Unidos, ella cuida a su abuela enferma ya que su mamá trabaja la parcela para tener maíz para el autoconsumo; pero vive con miedo por la delincuencia que existe en los alrededores. Desde hace generaciones han vivido en la pobreza, lo que los obliga a la migración. Los que se quedan no ven la forma de cómo progresar. Juanita tiene el sueño de abrir un salón de belleza, ya tomó un curso y corta el cabello de sus vecinos. Sin embargo, por su condición propia, familiar y de su entorno, no ve la forma de cómo cumplir su sueño y salir de la situación en la que se encuentra.
Las condiciones que circundan a la pobreza en nuestro país son: la malnutrición que eleva los índices de mortalidad infantil y las enfermedades; un sistema educativo deficiente con un gran rezago; malos servicios de salud, carentes de medicamentos, tratamientos, estudios de laboratorio e imagen, entre otras muchas carencias. Además de la lamentable criminalidad, drogadicción, carencia o insuficiencia de servicios públicos como agua, luz, drenaje, calles pavimentadas, etc., sin olvidarnos de algo que existe y que se promueve desde Palacio Nacional: la división social.
La brecha educativa continúa siendo uno de los principales obstáculos para la movilidad social en México. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE, de 2021, el 17% de la población mayor de 15 años no cuenta con educación básica completa. Además, sólo el 22.7% de los jóvenes de 18 a 22 años están matriculados en educación superior. Y a esto, hay que sumarle la mala calidad de la educación, dónde seguimos con modelos enciclopédicos que ahora se verán mayormente afectados con los nuevos libros de texto que carecen de toda orientación pedagógica.
La desigualdad económica constituye otro desafío significativo para la movilidad social en México. La concentración de la riqueza en nuestro país es insultante, el 10% de la población posee el 65% de la riqueza, lo que dificulta el progreso del otro 90% y hay que sumarle la falta de igualdad donde las mujeres obtienen 30% menos ingresos que los hombres.
El acceso a servicios públicos de calidad, como salud, vivienda, transporte y seguridad, juega un papel fundamental en la movilidad social. Según datos del INEGI, en 2020, el 17.9% de la población no tenía acceso a servicios de salud, y ahora con el fracaso del INSABI se verán agravados. Asimismo, la falta de viviendas adecuadas y el transporte deficiente dificultan la movilidad geográfica y laboral de las personas.
Y finalmente está el mercado laboral, donde 32 millones de mexicanos, que representan el 55% de la población económicamente activa trabaja en la informalidad con ingresos equivalentes al 50% de lo que percibe un trabajador en la formalidad laboral.
La movilidad social en México se enfrenta a desafíos que requieren una atención urgente, de grandes inversiones y buenos esquemas de administración y operación en el sistema educativo, de salud, de infraestructura social y en seguridad con una estrecha vinculación a las necesidades presentes y futuras de la población, dándoles las herramientas, competencias y estructuras sociales para poder progresar.
Todos debemos asumir nuestra responsabilidad social y moral para ayudar a quienes viven en la pobreza. Es fundamental que dejemos de verlos como estadísticas y reconocer que cada uno de ellos es una mexicana, un mexicano que vive en condiciones que nadie merece.
Te invito a que pases de la observación a la acción, que generes condiciones para reducir las brechas tan lacerantes que existen en nuestro país, y que juntos podamos hacer que “Juanita” cumpla sus sueños. Unidos, con voluntad y acción, podemos cambiar el rostro de nuestro país. Súmate por el bien común de México.