
Artículo de Opinión escrito por: Armando Zúñiga Salinas | Vicepresidente de Comunicación de Coparmex Nacional | Vía: @Excelsior
En Coparmex creemos que la fuerza de México se multiplica cuando estrechamos vínculos con nuestros países aliados. Hace unos días compartimos experiencias en Japón. Hoy, nuestra brújula nos lleva a Alemania, una nación clave en la economía global y socio estratégico para el desarrollo nacional.
Alemania es reconocida por su capacidad de reconstrucción y por la solidez de sus empresas. Su modelo productivo no solo exporta maquinaria, también transmite lógica industrial, innovación y disciplina tecnológica. Más de dos mil empresas alemanas operan en México y generan más de 300 mil empleos directos. Para Alemania, México es su socio comercial más relevante en América Latina, solo detrás de Estados Unidos y China. Para México, Alemania ocupa el cuarto lugar en inversión extranjera directa, aunque mantenemos un déficit comercial cercano a los 14 mil millones de dólares anuales.
Las plantas de BMW, Bosch y Siemens ya operan como nodos de innovación en nuestro país. El reto es convertir esas inversiones en palanca para una política industrial que genere contenido nacional, empleos de calidad y nuevas exportaciones.
Durante nuestro recorrido por Heidelberg, sede de la universidad más antigua de Alemania, constatamos el poder de la investigación y la innovación como motores de desarrollo. En Heilbronn, al visitar el Bildungscampus de la Fundación Dieter Schwarz, entendimos por qué la educación dual alemana se ha convertido en referencia mundial.
Nos encontramos con dos empresarios mexicanos que ya reciben todo el apoyo del ecosistema alemán. Sus proyectos son exitosos y confirman que el talento nacional puede competir y destacar en cualquier entorno.
Conocer cómo los recursos de Lidl, cadena de supermercados con presencia en toda Europa, se destinan a formar talento de excelencia nos inspira a redoblar esfuerzos. México debe apostar con decisión por este modelo que vincula academia y empresa. Desde COPARMEX, bajo el liderazgo de Juan José Sierra, impulsaremos el relanzamiento de este gran proyecto. Lo haremos de la mano de instituciones mexicanas como la UNAM, el IPN, el Centro de Desarrollo e Innovación Tecnológica (CDIT) Vallejo, las compañías alemanas que ya operan en nuestro país y todas aquellas que quieran sumarse a este esfuerzo de alto impacto en la productividad.
La formación dual es clave para cerrar la brecha de productividad y preparar a nuestros jóvenes para la economía del futuro. También es la vía para democratizar oportunidades y ofrecer a las regiones industriales con alto desempleo juvenil un camino de crecimiento. No partimos desde cero. Ya existen experiencias exitosas y queremos multiplicarlas con aliados estratégicos.
También hemos constatado que la logística es una palanca clave de competitividad. La visita a DHL lo confirma. Para esta empresa, México es estratégico. Lo demuestra con más de 600 millones de dólares invertidos, un HUB de clase mundial en Querétaro, la operación pionera de carga en el AIFA y una red de 730 puntos de servicio que conectan a los emprendedores mexicanos con el mundo.
Este despliegue fortalece la posición de México en la era del nearshoring. Sin embargo, el Trade Atlas 2025 de DHL advierte una tensión estructural. Aunque el país sobresale por su conectividad y dinamismo comercial, la logística continúa siendo una barrera crítica para las pequeñas empresas. La falta de acceso a soluciones eficientes limita su capacidad exportadora y debilita su competitividad internacional.
Por eso, desde Coparmex buscamos que esta relación se traduzca en beneficios concretos para las MiPyMEs mexicanas. Propondremos a DHL una alianza con nuestra plataforma Crece Mi Negocio para acercar a nuestras pymes soluciones de logística internacional, tarifas y capacitación que aceleren sus ventas dentro y fuera de México. Con la red de DHL y el impulso empresarial de Coparmex, podemos acortar la brecha logística, digitalizar envíos y abrir nuevos mercados para miles de Pymes.
La misión a Alemania nos deja una certeza que trasciende las cifras de exportación e importación. La relación entre ambos países debe entenderse como una plataforma de reindustrialización, innovación y transición energética. Alemania busca socios confiables para su transformación. México puede ser ese socio si articula una agenda binacional que lo posicione como proveedor estratégico de insumos para la industria europea.
El reto no es menor. Requiere reglas claras, infraestructura moderna y certeza jurídica que generen confianza en la inversión. Pero también exige visión de largo plazo, voluntad política y narrativa institucional que proyecte a México como país competitivo, sustentable y tecnológicamente capaz.
Así como hemos confirmado el valor de la integración regional con Norteamérica, en Alemania reafirmamos la oportunidad de fortalecer nuestras capacidades productivas, tecnológicas y formativas. Construir alianzas y tender puentes con el mundo para que nuestras empresas, grandes y pequeñas, puedan crecer, competir y contribuir a la prosperidad de nuestra nación.