Artículo de opinión de nuestro Presidente del Comité de Propuesta Política, José Alberto castro Vera en El Sol de México
Twitter: @joseACV7
En sus primeros cinco meses como Presidente, dos grandes decisiones indican que López Obrador conduce al país en sentido contrario al progreso: desfondando instituciones y destruyendo proyectos tractores.
Referente a la primera, el punto de inflexión fue su oposición a que el país contara con un Sistema Nacional Anticorrupción. El haber optado igual que su antecesor –por un Procurador cercano- emite una grave señal porque desprecia los tres principios de una auténtica Fiscalía: eficacia, autonomía e independencia. El modelo óptimo es establecer una institución que esté por encima de los jugadores (funcionarios y ciudadanos), que sea más fuerte que ellos y cuya labor sea sancionar a quienes que infringen la ley.
Esto cobra mayor relevancia en el progreso de un país, estudios señalan que el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) de un país está correlacionado con la media de ingreso de los hogares. Además, agrega el estudio, empresas internacionales pueden rehusarse a invertir en países donde el Estado de derecho no funciona.
Si lo aplicamos a México, veremos que la tésis es cierta: mientras que México ocupa el lugar 138 de 180 (detrás de 76 por ciento de los países) en el IPC, su media de ingreso de los hogares ocupa el escalón 50 de 130.
Pasando a la segunda decisión, el destruir proyectos tractores como el NAIM un hub (centro neurálgico) aéreo, ha provocado enormes costos para México. En materia de aeropuertos, existe una correlación directa entre infraestructura aérea, número de vuelos directos e inversión en una ciudad. Este tipo de infraestructura importa porque significa capacidad de conectividad aérea sin escalas y sin inconvenientes a metrópolis lejanas; de lo que se trata es reducir la distancia entre personas e ideas, porque es lo que fomenta el movimiento de capital.
Mientras que un análisis señala que un incremento de 10 por ciento en conectividad aérea está asociado con un crecimiento de 0.5 por ciento del PIB per cápita, otro estudio indica que incrementando la infraestructura aérea el PIB de un país crece 0.8 por ciento. Los hubs aéreos no sólo generan empleos, sino también vuelos directos, turismo, comercio y negocios. Además, resultan ser un imán para la instalación de oficinas corporativas de grandes empresas. Un estudio señala que en EU más de 50 por ciento de las oficinas centrales de las empresas de Fortune 500 están ubicadas en un radio de 16 kilómetros de un aeropuerto y 84 por ciento de éstas a sólo 20.
En resumen, como señala el investigador Karl Sigmund, si la confianza en los contratos se rompe, la economía también se rompe porque la confianza está en la raíz de la economía. El bienestar económico de un Estado está relacionado con la confianza e instituciones anticorrupción autónomas.
Las dos graves decisiones arriba mencionadas pueden ayudar a explicar por qué la economía mexicana se contrajo en el primer trimestre del año como no sucedía desde hace casi un cuarto de siglo.
El desfondar instituciones anticorrupción y destruir proyectos tractores es ir en sentido contrario al progreso de un país.
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