Artículo escrito por Reginaldo M. Esquer, presidente de la Comisión Nacional Fiscal de Coparmex para El Financiero.
Twitter: @Reginaldo_EF
Recientes acciones de las autoridades hacendarias llaman la atención. El Servicio de Administración Tributaria desarrolla una feroz batalla contra las grandes empresas, y vencedora de las beligerancias, las obliga a pagar cuantiosas cantidades de dinero.
No pretendo cuestionar si tenían o no razones legales o morales para hacerlo, es posible que debieren impuestos o no, tampoco pretendo defender los mecanismos o herramientas legales utilizadas, y si existieron o no amenazas de acciones penales contra sus representantes, accionistas y sus asesores legales o fiscales, es posible que lo merecieren o simplemente fue una asonada.
Pero lo que sí cuestiono son sus razones y particularmente el festín que hacen de sus acciones.
Dicen las autoridades fiscales en sus razones públicas, que quieren establecer que todo ha cambiado a partir de su entrada, que ya no se vale el “chicaneo”, que si buscan trato especial se topan con pared, y por más que traten, el suelo ya es parejo para todos y ya no existen los privilegios, ni las diferencias. En otras palabras, todos tienen que pagar impuestos.
Un sofisma, dirían los antiguos griegos, es una verdad basada en una mentira, una argumentación falsa que pretende aparentar ser verdadera.
Solo para establecer los fundamentos de mi afirmación, establecería tres aspectos relevantes dejados de atender, con los que sostengo que el suelo no está parejo, que sí hay privilegiados y que las diferencias sí se hacen y se siguen haciendo, solo que en una modalidad más perversa:
1) Cero atención al combate a la INFORMALIDAD. Esta administración federal ha tenido una especial deferencia a los informales, es más, los consiente igual que a los formales con apoyos financieros con motivo de la pandemia, y tienen el privilegio de NUNCA ser fiscalizados, ni perseguidos. Solo un dato para dimensionar lo que se deja de hacer, en México solo 4 de cada 10 empleos son formales, y la informalidad representa el 22.5 por ciento del PIB, de ese tamaño es su omisión de acciones.
2) Cero atención al CONTRABANDO. En las aduanas el cielo es el límite, pasa todo, sin pagar impuestos, basta solo ver cómo en los mercados públicos, se vende ilegalmente mercancía de origen extranjero, que obviamente no está debidamente importada. Solo basta ver circular vehículos en la frontera norte para observar cuántos de ellos tienes placas de circulación hechizas, y se les permite su tránsito sin estar legalmente importados.
3) Cero atención para perseguir a FUNCIONARIOS PÚBLICOS corruptos que siguen aceptando facturas de empresas enlistadas, ¿por qué a un contribuyente le buscan operaciones a su juicio simuladas o falsas y nunca hemos sabido de ningún funcionario que le establezcan sanciones o responsabilidades por aceptar facturas de empresas enlistadas? Todos sabemos que el mayor destino de uso de facturas por operaciones falsas o simuladas son en compras de gobierno, y nunca hemos visto acciones legales en contra de quienes aceptan estos comprobantes.
Antes de concluir también cuestionaría, pues aún suponiendo sin conceder que las acciones fiscales contra las grandes empresas fueren correctas y justificadas, y que debieren los impuestos que la autoridad fiscal sostiene, ¿es válido festinar esta clase de logros?, ¿es sensato públicamente en medios presumir estas “grandes victorias”?, ¿resulta razonable vanagloriarse con el manto de la pureza sabiendo que están obligados a guardar confidencialidad de sus acciones? Se tratará entonces solo seguir el discurso que zanja las diferencias sociales, de apuntar a un enemigo ficticio, de acabar con los “grandes”, para que las masas sigan votando en su favor.
Finalmente, si se trata entonces solo de fiscalizar al cautivo, de hacerlo pagar más, una advertencia, deben tener mucho cuidado, pues apretarle fuerte el buche a la gallina de los huevos de oro, puede provocar asfixia y perecer, y si no quedan empresas o muy pocas ¿de dónde saldrán recursos para los programas sociales que esta administración pretende? ¿Cómo podrán terminarse las grandes obras sexenales? ¿Cómo se le hará frente a la recesión económica y pérdida de empleos que apenas empieza y que durará al menos dos años la recuperación? Parece que alguien solo está preocupado por lo superfluo, por el oro el de los huevos de la gallina.