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Un día sin empresari@s

Artículo escrito por Gerardo Trejo Veytia, Secretario General de Coparmex. Ingeniero Industrial IBERO. Maestro en Administración ITAM.

Twitter: @gerardo_trejo_v

¿Qué pasaría en México sin empresarias y empresarios?

Recientemente me plantearon una pregunta similar en un programa de radio. Imaginemos por un momento… de entrada desaparecerían 4.8 millones de negocios y los más de 26 millones de empleos productivos que generan, perdiendo su ingreso igual número de familias. Los empleos sostenibles los generan las empresas privadas, no el gobierno. Es imposible crear empleos permanentes por decreto.

Tampoco existirían todos los productos y servicios que las empresas privadas inventan, desarrollan y producen; incluyendo medicinas, vacunas, comida y bienes de primera necesidad, por mencionar solo algunos.

No habría benditas redes sociales, teléfonos inteligentes ni computadoras.

Hoy, la principal fuente de generación de valor y riqueza en las naciones se da a través de los avances tecnológicos y la innovación dentro de las empresas privadas nacionales y extranjeras.

Los únicos empleos que permanecerían en el corto plazo serían los públicos, que son aproximadamente 5.9 millones, sin embargo, el gobierno se quedaría sin los ingresos que aportan las empresas formales vía impuestos.

Todos los programas sociales se verían interrumpidos ante la falta absoluta de dinero, incluyendo: la pensión para adultos mayores, Sembrando vida y Jóvenes construyendo el futuro; las obras de infraestructura se detendrían súbitamente. No habría dinero para pagar los sueldos de soldados ni policías y muy pronto el gobierno colapsaría.

Todo esto resulta obvio, por eso es incomprensible que en no pocas ocasiones se busque satanizar y obstaculizar a la empresas privadas desde el propio gobierno, culpándolas de la gran mayoría de los males, sin aquilatar plenamente el gran aporte que realizan para la marcha del propio gobierno y de la sociedad en su conjunto.

Urge revalorar el papel de los empresarios y emprendedores en nuestro país.

No debemos seguir obstaculizando y encareciendo la generación de empleos productivos formales. Siempre que hablamos de empresarios pensamos en los grandes, sin embargo, en México la mayoría son micro y pequeños negocios que luchan por sobrevivir todos los días; debemos simplificar el marco regulatorio para facilitar la formalidad, ya que ahí se accede a la seguridad social, se contribuye vía impuestos y la productividad es tres veces mayor que en la informalidad.

Para que exista desarrollo sostenible y bienestar en nuestro país, se debe promover el emprendimiento y la innovación, asegurando un entorno favorable para que las empresas puedan crecer y multiplicarse. Hay que incentivar el espíritu emprendedor en los jóvenes. El mejor programa social de combate a la pobreza es garantizar las condiciones propicias para la generación de más empleos formales bien pagados.

A menudo desde el gobierno se lanzan llamados para que las empresas tengan “ganancias razonables”, sin entender que el papel del gobierno es generar confianza y certidumbre jurídica a la inversión, asegurando piso parejo y competencia en todos los mercados; pues así se obtienen buenos productos y servicios, a precios competitivos. También se debe evitar la polarización, propiciando un entorno de paz y concordia.

Mientras tanto, las empresas debemos seguir avanzando en la digitalización, innovando, diseñando productos que mejoren la calidad de vida de las personas, eficientando activos y entrando plenamente al comercio electrónico, ya que es la única forma de tener éxito hoy en día. Debemos asegurar la sustentabilidad y sostenibilidad en todo lo que hacemos.

La ruta para la prosperidad de todos los mexicanos es seguir avanzando en la consolidación de un modelo de economía de libre mercado con responsabilidad social; en donde el gobierno y las empresas hagamos cada uno lo que nos corresponde y así lograr un desarrollo sostenible. No hay bienestar posible sin empresas, inversión privada y crecimiento económico.

Consulta la versión original en: Etcétera, Un día sin empresari@s

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