Articulo de opinión escrito por Lydia Nava Vázquez, Vicepresidenta de desarrollo social de Coparmex | vía El Sol de México
Twitter: @MichLydiaNV
Este regreso a clases ha sido escenario de análisis y diferencias desde los diversos sectores: docentes, padres de familia, alumnos, área de la salud y gobiernos. Sin embargo, también hay coincidencias y estudios que demuestran que el rezago educativo cada día se agudiza, incrementando la posibilidad de que más niños se queden sin regresar a la escuela, con todas las consecuencias negativas que esto implica.
Desde que adoptamos la modalidad de educación a distancia los impactos en nuestras niñas y niños han sido de gran trascendencia, ya que no solo se han quedado sin acceso a la educación, sino que han sido víctimas de abusos y violencia dentro y fuera de casa, así como de afectaciones en su salud física y mental.
Según estadísticas del INEGI, 3 millones de estudiantes de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021, de los cuales 1.6 millones de niños abandonaron la escuela por falta de recursos económicos y el resto por motivos asociados directamente a la pandemia por COVID-19.
Millones de niños se encuentran sin acceso a herramientas tecnológicas y falta de conectividad, generando nulo contacto con sus maestros. En casa los padres no han podido hacerse cargo, también la enfermedad ha llegado, y lamentablemente muchos de estos niños exponen su integridad saliendo a trabajar.
Desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) consideramos fundamental trabajar en conjunto para un regreso seguro a clases, lograr enfrentar las diferentes afectaciones es el reto y generar un equilibrio que garantice la salud física y emocional de los niños, sus familias y maestros.
Para contar con las condiciones para que este regreso sea seguro la COPARMEX propone:
Que todas las voces sean escuchadas: especialistas, médicos, sindicatos, investigadores, académicos, padres de familia, maestros, directivos y alumnos, a través de una mesa permanente con la autoridad educativa.
Los protocolos serán prioritarios. Para ello será esencial la dotación de recursos específicos para su implementación, así como su difusión, los cuales deben considerar no solo el tiempo que pasa el alumno en el aula, sino los traslados y la trazabilidad de contagios.
El regreso debe ser voluntario, gradual y con margen para la autogestión, debido a que no es el mismo contexto para todos.
El gobierno debe garantizar que las escuelas cuenten con los materiales necesarios en materia sanitaria, así como los maestros contar con las herramientas digitales para atender alumnos a distancia.
Los estudios médicos recientes han confirmado la necesidad de vacunar a los menores de edad contra el COVID-19, por lo que también deben ser contemplados en el Plan Nacional de Vacunación.
Es también de gran ayuda poder conocer la realidad de otros países y aprovechar la experiencia internacional.
Debemos generar las mejores condiciones para nuestros estudiantes, impulsar su desarrollo y futuras oportunidades, combatir el rezago educativo, así como las afectaciones socioemocionales que enfrentan nuestros niños y su entorno. Es así como lograremos un regreso seguro a clases. #OpiniónCoparmex