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Neurona ciudadana | Egoísmo apocalíptico

Artículo de opinión escrito por Lorena Jiménez Salcedo, presidenta de la Federación Bajío Centro | Vía Diario de Querétaro

En nuestra anterior colaboración planteamos la necesidad de conocer el origen de las cosas para generar conciencia colectiva del por qué vemos, vivimos, creemos o pensamos de tal o cual manera y con ello plantear soluciones que propaguen bienestar.

Ya sea con argumentos religiosos o científicos, ya sea por Dios o por el Big Bang, los seres humanos tenemos el mismo origen, por eso resulta terrible que nos hayamos disociado de ese todo que representa nuestro universo, nuestro planeta y veamos incluso con cierto desdén al medio ambiente, a los animales y lo que es peor, a las mismas personas.

Hemos crecido creyendo que somos seres individuales y no que somos parte del micelio del universo y eso nos ha generado una serie de problemas que se agravan con el tiempo.

Según varios expertos, podríamos estar a unos 30 años de llegar al tipping point o punto de no retorno de la tierra; una vez rebasado eso, estaremos sufriendo graves afectaciones climáticas sin precedentes.

De hecho, ya los estamos viviendo y los casos de inundaciones que se han presentado en Hidalgo, Estado de México, Nueva York o Alemania son sólo una pequeña muestra de ello. El nivel del mar subirá, así como la temperatura; las tormentas se intensificarán y se comenzarán a convertir en inhabitables algunos lugares de la tierra, lo que provocará un éxodo de miles de seres humanos que no tendrá otra consecuencia más que el caos.

Sí, parece muy pesimista y apocalíptica esta visión, pero lo creamos o no, el panorama de la vida en la tierra se vislumbra muy trágico y no estamos haciendo nada por evitarlo. Ya no queda tiempo. Es por ello que sociedad, gobiernos, empresas y academia debemos tomar acciones urgentes y que no se queden archivadas en un cajón de escritorio o en sólo buenas intenciones.

Es necesario cambiar el enfoque de nuestras prioridades y reducir el consumismo desmedido al cual estamos sometidos. Tenemos que iniciar un nuevo periodo en el que el equilibrio sea la palabra que dirija los esfuerzos y el rumbo de los seres humanos, de lo contrario, esa visión pesimista será una realidad.

La naturaleza es sabia y no la hemos entendido. Durante más de 10 mil años, los polos han representado ese gran equilibrio en la tierra, lo que ha generado las condiciones óptimas para la vida. Pasamos del Holoceno al Antropoceno destruyendo el equilibrio climático que había generado las condiciones para tener la vida como hoy la conocemos. Desgraciadamente ese equilibrio ya está roto.

Nos hemos olvidado de nuestro origen común, ese que compartimos los seres humanos con las plantas y los animales y todos los seres vivos. Somos parte de esa gran molécula. Por eso, no podemos seguir viviendo bajo esa manta egoísta en la que sólo importa lo que a mí me pase o en la que sólo importa mi beneficio propio.

Sin duda, la pandemia nos ha puesto a prueba y ha dejado ver lo más generoso y solidario del ser humano, pero por desgracia, también su parte más oscura. Es urgente que esos paradigmas de felicidad y éxito cambien por el bien colectivo de la humanidad, de lo contrario, cualquier película del fin del mundo será un cuento de niños con lo que realmente podría suceder. ¡Actuemos hoy mismo! Nuestro planeta nos lo pide y nos lo exige.

 

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