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La “Transformación” del modelo educativo dañará a nuestra infancia, los cambios son más ideológicos que pedagógicos

  • Urge promover acciones para regresar a las aulas a 3,656,928 alumnos que no lo han hecho después de la pandemia.
  •  Es necesario conocer postura de docentes del SNTE y la CNTE.
  • Antes de cualquier modificación se debe escuchar a los padres, a la sociedad

    civil y a expertos.

    En la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) advertimos que los cambios anunciados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) relacionados con el Plan y Programas de Estudio (PPE) 2022 de educación básica son imprecisos y son más ideológicos que pedagógicos.

    De acuerdo con la información disponible, la propuesta busca reordenar la actividad educativa sin un diagnóstico profundo, sin dejar claro el objetivo que se persigue, ni cómo se evaluará a los estudiantes, ni cómo se organizarán las asignaturas y las fases, en sustitución de los grados académicos.

    Es trascendental que la educación de nuestros niños y niñas, que es un tema prioritario en el cual descansa la formación de nuestro capital social más importante, se actualice y se reforme con base en procesos que contribuyan a la construcción de un mejor país; de forma urgente se debe plantear como objetivo abatir el rezago educativo en el que nos encontramos y que se agravó por la pandemia.

    Por ello, nos parece preocupante que los cambios que comenzaron en 2021, con el diseño de 18 libros de texto (que no concluyó), continúen este año con el anuncio del cambio del Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 sin contar con una evaluación de los planes 2011 y 2017 que aún se encuentran en operación.

    Más aún, este marco curricular anuncia un Modelo Educativo que no precisa los mecanismos de implementación relacionados con los campos formativos, así como las fases, por lo que pudiera parecer que ya no habrá asignaturas, niveles, y grados escolares.

    Es importante mencionar que si bien las autoridades sugieren que este cambio en la educación terminará con fenómenos tan complejos en nuestro país como la pobreza y la ignorancia, consideramos que atender estas problemáticas sociales requiere de mucho más que un cambio en el PPE para erradicarse.

    Por otro lado, es primordial que frente a una reforma como la propuesta, se escuchen las voces de los docentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la

Educación (CNTE) por el esfuerzo de actualización que se requerirá por parte de los maestros.

Es oportuno señalar también que esta propuesta llega en un momento donde la pandemia no puede ser un pretexto para justificar los graves problemas en nuestro Sistema Educativo, que tiene como uno de sus más grandes retos, regresar a las aulas a 3,656,928 mil estudiantes que no lo han hecho.

Es también grave que se pretenda aislar a México del mundo, que se planteé eliminar los exámenes estandarizados que permiten realizar comparaciones a nivel internacional. Estamos convencidos que lo que no se mide con indicadores claros, no puede mejorarse. Para tener una educación de calidad es imprescindible que podamos contar con evidencia cuantitativa de los avances y rezagos.

Por todo ello, en Coparmex reiteramos que siempre estaremos a favor de mejoras que encuentren sustento y bases en argumentos científicos que apoyen la educación de todos sin dejar a nadie atrás; y de la misma forma, -como lo hacemos ahora- rechazamos aquellos procesos impulsivos, improvisados, ideologizados, sin madurez, ni claridad, que terminen afectando o dañando el interés superior de la niñez.

En Coparmex estamos convencidos que México necesita trabajar en la profundización de reformas que ofrezcan a los niños, niñas y jóvenes educación de calidad; modificaciones que sólo serán posibles y positivas si existe diálogo respetuoso, si se escucha a los padres, maestros, sociedad civil y expertos; modificaciones que partan de un análisis puntual y realista de la situación de la educación en el país, donde se definan objetivos con claridad y se ponga al centro de la toma de decisiones a los niños, niñas y jóvenes de nuestro país, no a ningún interés ideológico o político.

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