Artículo escrito por Luis E. Durán Luján, Presidente del Comité de Difusión de Coparmex vía El Universal
Twitter: @LuisEDuran2
La semana pasada se dio a conocer una carta que envió Jay Timmons, el presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Estados Unidos (NAM), al presidente Joseph Biden en la que habla con mucho detalle de las complejidades que ha implementado en México nuestro gobierno y que han resultado en grandes dificultades para sus operaciones. Todo esto ocurre en el marco del segundo aniversario del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). También en vísperas de reuniones que se tendrán este mes específicamente sobre el tratado en Vancouver y en la reunión entre los presidentes Biden y López Obrador. Es importante mencionar que esta Asociación es una de las más importantes y poderosas en ese país, representando a más de 14,000 empresas. Las peticiones que hacen son numerosas y contundentes.
Los problemas que exponen los fabricantes están relacionados con políticas de nuestro gobierno. Temas que van desde disposiciones para generar energía que favorecen a las estatales mexicanas, aumentando los costos de fabricación, hasta atrasos en aprobaciones para poder vender productos químicos, biofarmacéuticos, y medicamentos de venta libre. También mencionan negaciones y retrasos en permisos para importar combustibles, cruces en aduanas y operaciones mineras. Se quejan de la incapacidad de la agencia reguladora para promover la competencia en el mercado de las telecomunicaciones. Además, mencionan prohibiciones para importar productos agrícolas derivados de la biotecnología, incluido el maíz para la producción de alimentos. La lista es larga pero básicamente hablan de que en la práctica se pierde, en muchas ocasiones, el espíritu del TMEC.
En esta columna hemos puntualizado en varias ocasiones sobre la importancia de aprovechar este tratado para poder apalancar la oportunidad histórica ante el distanciamiento entre EU y China, que han resultado en grandes oportunidades para que México pueda sustituir el rol del país asiático en prácticamente todas las cadenas de valor del mercado de Norteamérica. Y es precisamente este grupo de fabricantes (NAM) uno de los principales proponentes de desarrollar y promover rápidamente una nueva estrategia que fortalezca la capacidad de la economía estadounidense para competir con China.
El año pasado acusaron al gobierno Chino de promover “políticas industriales discriminatorias, transferencia forzada de tecnología y robo de propiedad intelectual que perjudican a fabricantes y trabajadores” en Estados Unidos. Hay un proverbio antiguo que el imperio romano usó de manera magistral por muchos siglos que dice: “El enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. Y aquí es precisamente donde está la oportunidad para nuestro país. Hemos negociado con gran éxito uno de los tratados de Libre Comercio más importantes del planeta. Somos la solución ideal para nuestro vecino del norte en muchos de los retos que están teniendo en su cadena de suministro. Es momento de hacer a un lado cualquier obstáculo que impida que se aproveche al máximo. Las próximas reuniones que se tendrán son clave.
Debemos de aprovechar estas ocasiones para fortalecer las avenidas de crecimiento y desarrollo que nos da el TMEC. Como decía con frecuencia Ronald Reagan: “Si no somos nosotros, ¿quiénes? Si no es ahora, ¿cuándo?”.