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La batalla que viene y que no podemos perder.

Artículo escrito por Óscar de Jesús Martínez Treviño, Presidente de Coparmex Nuevo León vía Excelsior.

Creado originalmente bajo el nombre de Instituto Federal Electoral el 11 de octubre de 1990, el mes pasado, el INE cumplió 32 años de vida. Es mucho lo que le debemos y por lo que tenemos que celebrarlo. Simple y llanamente, sin el INE los mexicanos no tendríamos la democracia con la que contamos hoy, quizá aún inmadura y, por lo tanto, en desarrollo, pero, sin duda, una democracia que nos permite que los ciudadanos podamos elegir libremente a quien queremos que nos gobierne.

Para los que tenemos suficiente edad para recordar, nos consta la pesadilla que eran las elecciones en el México previo al nacimiento del INE. Comenzando por la inexistencia de un padrón confiable o de la credencial de elector con fotografía, hasta la nula participación de los ciudadanos en los cargos de las casillas. Los conteos rápidos, el PREP o la publicación de actas por casillas eran simplemente ilusorios.

Antes del INE, las elecciones eran un mero trámite decorativo, pues, de antemano, el famoso dedazo y la posterior cargada del partido oficial nos anunciaban con claridad meridiana quién sería el próximo gobernante.

Por eso sostengo que es mucho lo que le debemos al INE. Porque, a lo largo de sus 32 años de existencia, la vida democrática ha cambiado para bien en México. Hoy, contamos con elecciones ordenadas y en paz, elecciones confiables, en donde son los ciudadanos los que vigilan las casillas y cuentan los votos.

Hoy, la alternancia en el gobierno es la regla y no la excepción. Tan sólo de las últimas cuatro elecciones presidenciales organizadas en nuestro país, en tres de ellas hemos tenido alternancia del partido en el poder y ningún partido ha logrado tener el control absoluto del Congreso. Y, sin embargo, a pesar de que hay razones para celebrar a un órgano que los mexicanos hemos construido y al que le debemos tanto, la realidad es que hoy el INE se encuentra en peligro de muerte. No es una exageración calificarlo así. Es, simplemente, reconocer con realismo que desde el partido en el poder ha existido la consigna de, primero, minar la confianza que los mexicanos tenemos en el INE para, posteriormente, proceder a su eliminación como órgano autónomo y profesional.

Por eso desde el discurso del poder se le ataca, un día sí y otro también. Por eso desde el Congreso se le recortan los recursos económicos que requiere para operar adecuadamente. Y por eso se habla ahora de buscar próximamente una reforma electoral a nivel constitucional. Una reforma que, contrario a lo que regularmente sucede, se impulsa desde el partido en el poder y en la parte final de su mandato, en lugar de impulsarse desde la oposición y al inicio de una administración, como normalmente sucede. No tengamos duda, una reforma así impulsada es una reforma que sólo puede hacerse para beneficiar al partido gobernante, eliminando la competencia democrática y facilitándole la permanencia en el poder.

Por eso es tan importante que hablemos abiertamente de estos temas. Porque, contrario a lo que se sostiene diariamente desde la tribuna del poder, el INE nos cuesta infinitamente menos de lo que vale. Sus beneficios simplemente exceden con creces lo que invertimos en él. Lo anterior, sin considerar que tan sólo las pérdidas que Pemex tuvo en el 2021 serían suficientes para cubrir el presupuesto anual del INE por más de 16 años o que con el sólo costo de la decisión de cancelar la construcción del NAIM podríamos financiar más de 23 años el presupuesto anual del INE. Por eso no hay que dejarnos engañar, lo que los mexicanos invertimos en el INE anualmente es la mejor inversión que podemos hacer para garantizar nuestra democracia. Por eso también es importante que recordemos cómo era México antes del INE y, sobre todo, que lo hablemos con los jóvenes, pues es un hecho que prácticamente el 50% del padrón electoral está compuesto por jóvenes de menos de 30 años, para quienes simplemente la pesadilla de la falta de democracia no existe. Afortunadamente para ellos, les tocó nacer en el México con el INE.

Hay muchos temas que están pasando en nuestro país que requieren nuestra atención. Pero me atrevo a decir que ninguno es tan delicado como el de la defensa del INE. Si los mexicanos permitimos que se pierda el INE autónomo y profesional que tenemos, simple y sencillamente se habrá perdido la madre de todas las batallas. Por ello, te invito a sumarte al movimiento #YoDefiendoAlINE. Porque en el avance y la defensa de nuestra democracia no podemos permitirnos ni un solo paso atrás. #OpiniónCoparmex.

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