Artículo escrito por: Fernando Sánchez Argomedo, Presidente del Comité de Incidencia Digital Coparmex, vía Excelsior.
Siempre nos quedamos con las ganas de ver brillar a nuestros deportistas y nos hemos ido acostumbrando a no tener grandes expectativas y de “saber” que no podríamos aspirar a más, ¿les suena?
Efectivamente, la mediocridad es una enfermedad contagiosa que nos invade y nos hace pensar que la realidad es que los mexicanos, en general, no nacimos para ser los mejores y, por lo mismo, nos conformarnos con lo que va saliendo y como va saliendo. Si tenemos suerte nos irá bien, es eso, ¡suerte! Pero, ¿esto es una verdad inamovible?
Adicionalmente, hay “líderes” irresponsables que quieren crear un nuevo pensamiento en que el aspirar a algo mejor y lograr cosas grandes está mal visto. Por una extraña razón, este tipo de personajes que usan incluso los medios de comunicación masiva, además de impulsar esta idea de que es malo ser mejores, promueven una división entre los mexicanos que sí quieren ser mejores y los que no, haciendo ver que los que no quieren son pueblo fiel y bueno.
Les tengo una noticia, todos los mexicanos, en cuanto tenemos una oportunidad, estamos deseosos de aprovecharla y llevar al máximo nuestro potencial, y si logramos pequeños resultados, nos motivamos más para llegar aún más lejos. Me gusta mucho el eslogan de nuestro mejor piloto mexicano de la historia, Checo Pérez, que dice en español: “Jamás te rindas”.
Éste es el mensaje que quisiera dejar en las personas que tengan la curiosidad de leer esta columna. No nos rindamos, los mexicanos podemos aspirar a ser los mejores, ¡así es! Nosotros, los empresarios de Coparmex, lo podemos atestiguar, hay muchos ejemplos de jóvenes estudiantes en México y el extranjero que no se rinden y que están dejando huella, emprendedores que la están haciendo muy bien, creando nuevos modelos de negocio, empresas de alta escalabilidad y con un impacto local y global muy potente. No pongo ejemplos concretos, porque realmente son muchos.
Jóvenes microempresarios y grandes emprendedores de todos los estratos sociales que, además de pensar por los demás, la están rompiendo con todo. Emociona su capacidad de transmitir esa fuerza y arrojo con el que enfrentan la vida y ver que, a pesar de sus fracasos, siguen adelante hasta lograr sus objetivos. Así es, existen y están ahí y no se van a dejar convencer por aquellos que pretenden crear la cultura de la mediocridad y la mentira.
No nos acostumbremos a creer que no nos merecemos tener un país con grandes oportunidades de crecimiento, con oportunidades de empleo y desarrollo empresarial y emprendimiento. Con oportunidades para todos, porque estoy seguro de que hay muchas personas en todos los niveles socioeconómicos, que sólo necesitan un pequeño, pero importante, impulso para desarrollar su capacidad hasta lo más alto.
En México hay grandes y muy importantes retos que vencer: la polarización, la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades, la inseguridad y la delincuencia, la salud, la falta de inclusión; por eso estamos buscando a quienes estén dispuestas y dispuestos a creer que ¡sí podemos lograrlo!, que podemos dar ese paso adelante para emprender, para llegar lejos, para crear una nueva forma de pensar, en un país grande, inclusivo y de oportunidades en donde nadie se queda atrás.
Necesitamos mexicanos que estemos dispuestos a defender y promover esta gran idea, ¡un México grande! ¿Le entras?
Una nota final, el verdadero humanismo es aquel que pone en el centro a la persona y su dignidad, sus libertades, es donde priva la unidad y la cordialidad, donde no cabe la polarización ni la descalificación, por el contrario, priva el diálogo y el trabajo en equipo. No queremos más mentiras, queremos un México de VERDAD.