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Menos críticas y más propuestas.

Artículo de opinión escrito por: Ángel García-Lascurain Valero | Presidente de la Comisión de Negocios y Financiamiento y Presidente del Comité de Actualización del Plan Estratégico de Coparmex | Vía: El Financiero.

Twitter: @AngelGLascurain

Los mexicanos necesitamos escuchar propuestas constructivas, estamos cansados de las críticas diarias. Nos urgen liderazgos comprometidos y con visión estratégica de largo plazo.

En toda sociedad plural, libre y democrática existen diferentes puntos de vista sobre el rumbo que debe tomar el país en materia económica, política y social. Todos queremos un país más seguro, con mayores oportunidades y vivir en libertad. Para lograrlo se desarrollan ideas y propuestas cuyo análisis y debate enriquecen la discusión pública. Cuando ello ocurre de manera propositiva y respetuosa, nos fortalecemos como sociedad y se sientan las bases para impulsar un mayor desarrollo en todos los ámbitos.

Durante los últimos cinco años, se ha venido profundizando en nuestro país una división social muy peligrosa, que privilegia a la intolerancia, las críticas y la descalificación por sobre el diálogo, la búsqueda de soluciones y la generación de consensos. La división tiene su origen en la política y desde el gobierno federal se ha impulsado hasta permear paulatinamente a toda la sociedad. Las partes tienden cada vez más a rechazar a quien piensa diferente de manera sistemática.

Simultáneamente, se han dado cambios fundamentales en la geopolítica y en la economía internacionales que colocan a México en una coyuntura privilegiada. Las tensiones entre Estados Unidos y China son crecientes, como superpotencias que se reacomodan en la formación del orden mundial de las próximas décadas. Ello se ha acentuado recientemente por el acercamiento de China y Rusia en el contexto de la guerra en Ucrania. En paralelo, los problemas de producción en diversos sectores durante la pandemia de Covid-19 ilustraron la fragilidad de las cadenas de suministro dispersas a nivel mundial. Derivado principalmente de estos factores, las empresas que habían llegado a depender de China para la fabricación se están trasladando a otros países.

Ello representa una enorme oportunidad para México, dada nuestra integración con la economía de Estados Unidos en el marco del T-MEC, la cercanía geográfica y la competitividad de nuestra mano de obra. Un factor adicional que beneficia a México es la adopción de una nueva política industrial por parte de la administración del presidente Joe Biden, impulsada por importantes subsidios para el desarrollo de energías limpias y la fabricación de vehículos eléctricos, generando nuevas inversiones que pueden beneficiar a nuestro país. Estados Unidos ya ofreció a México trasladar la producción de semiconductores de Asia a Norteamérica y ampliar la fabricación de vehículos eléctricos, lo que profundizaría aún más la relación estratégica entre ambos países. Tenemos la posibilidad de evolucionar de una industria que es en buena medida maquiladora, a una con mayor valor agregado y basada en el desarrollo tecnológico.

Por otro lado, hay rezagos fundamentales que no se han resuelto y algunos se han agravado. El crecimiento económico ha sido insuficiente por varias décadas y prácticamente se detuvo en los últimos años. La pobreza no se ha resuelto y de hecho ha aumentado. La concentración del ingreso es alarmante y el problema de la inseguridad es creciente. La presencia de México en el mundo se ha debilitado y se están corriendo riesgos importantes en la vinculación con Estados Unidos y con otros países de importancia estratégica para nuestro desarrollo. Los sistemas de salud y de educación están en buena medida desatendidos y carecen de una estrategia integral.

En este escenario y en el marco de las elecciones del 2024, los mexicanos necesitamos escuchar propuestas constructivas, estamos cansados de las críticas diarias. Nos urge una estrategia de largo plazo, que reconozca con humildad y transparencia los errores y excesos del pasado y que maximice esta coyuntura histórica, que parta de un diagnóstico profundo de nuestros problemas y que defina acciones para resolverlos. Los países que olvidan su pasado pueden repetir sus errores, pero buscar solo en el pasado respuestas a los desafíos del presente y para las oportunidades del futuro, en un país que ha cambiado y en un mundo que es diferente, solo denota falta de creatividad o de voluntad.

Necesitamos alternativas para maximizar en beneficio de México un mundo en transformación, diseñar e implementar políticas públicas que fomenten la inversión y contribuyan a la estabilidad de los mercados, a ampliar la infraestructura de comunicaciones y energética de vanguardia, a preparar a los jóvenes en el desarrollo de conocimientos y habilidades del nuevo entorno, a garantizar el acceso a la salud de calidad, a impulsar el emprendimiento, la integración de cadenas productivas y el fomento a la tecnología, la innovación y la investigación, en un marco de legalidad y libertad. Nos urgen liderazgos comprometidos y con visión estratégica de largo plazo.

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