Artículo escrito por Benito Solís Mendoza, Presidente de Comité de Propuesta Económica vía El Financiero
El peso mexicano ha conservado una relativa estabilidad después del importante ajuste que tuvo hace dos años, cuando el dólar llegó a cotizarse en 24 pesos, como resultado de la incertidumbre provocada por la aparición del COVID-19 y su impacto en las distintas naciones y economías. Sin embargo, en los pasados meses ha ido recuperando valor, para estar por debajo de 20 pesos en la actualidad. Existe preocupación por saber si esta situación es permanente en el mediano plazo, si es artificial o manipulada o si es el antecedente de un mayor debilitamiento o devaluación drástica en el futuro.
Esta preocupación resulta de un par de importantes confusiones que existen en la sociedad sobre las razones técnicas que determinan la cotización de las monedas. Una primera es la confusión entre una política de tipo de cambio fijo y una de tipo de cambio flexible. En el primer caso las autoridades tienen como objetivo mantener un valor constante de la divisa con respecto a otra, que normalmente era el dólar norteamericano. Esta política se siguió en el país a partir de la Segunda Guerra Mundial y era el gobierno quien tenía la responsabilidad de adquirir las divisas que ‘sobraban’ en el mercado o vender las que ‘faltaban’ para mantener fijo su precio. Si se tomaban decisiones erróneas de política económica interna o se tenían shocks externos relevantes, era el Banco de México quien tenía que compensar los desequilibrios que resultaran, con el uso de sus reservas internacionales, que normalmente se obtenían con endeudamientos del exterior. Una situación recurrente era que se siguieran políticas fiscales, crediticias o monetarias expansivas que incrementaban la demanda por divisas, las cuales tenían que ser ofrecidas por el Banco Central y en caso de que no las pudiera obtener y vender en el mercado, estaba imposibilitado de sostener el valor del peso (o sea del dólar). Esta escasez significaba una devaluación del peso, con gran frecuencia drástica.
Por todo lo anterior, existe otra importante confusión en la sociedad y es considerar al tipo de cambio como un indicador de la confianza y lo acertado de las políticas económicas que sigue el gobierno. Temas como el manejo de las políticas de salud, de seguridad, de fomento en la inversión y muchas otras más solo tienen un impacto indirecto en las cotizaciones de la divisa.
Desde hace dos décadas no existe una política de tipo de cambio fijo, por lo que ni el gobierno ni el Banco de México tienen como objetivo mantener una cotización fija del dólar. Por lo mismo, el valor del peso con respecto al dólar es solo el resultado entre la cantidad que se demanda en el mercado y la cantidad que se ofrece en el mismo. Como cualquier producto, su precio es resultado de una inmensa cantidad de variables que le afectan, como pueden ser una guerra o una pandemia en el otro lado del mundo, una sequía que impide la exportación de hortalizas, así como incrementos en impuestos o aranceles que impidan la venta en el exterior de nuestros productos.
Sin embargo, existen ciertos factores que tienen una mayor importancia para explicar un debilitamiento drástico en la cotización del peso frente al dólar, como pueden ser: 1) Un crecimiento de la demanda agregada interna mucho mayor que la producción en el país, lo que significa que la misma tendría que satisfacerse con crecientes importaciones, presionando al tipo de cambio. 2) Una mayor inflación interna que en el exterior, lo que haría que los consumidores nacionales adquirieran un exceso de sus compras en el exterior, al mismo tiempo que nuestras exportaciones perderían competitividad en los mercados externos. 3) Que el crecimiento de la oferta monetaria interna fuera significativamente mayor que en el exterior. 4) Una salida drástica de capitales del país por eventos inesperados que generaran una grave preocupación. 5) Que las tasas de interés fueran menores que en el exterior y no cubrieran las percepciones de riesgo. 6) Una caída importante en las remesas o el turismo que recibimos del exterior y muchos factores más.
El peso mexicano es una de las monedas que más se cotizan en los mercados internacionales y son miles de variables que todos los días impactan en su cotización. Hay que consideran que en la década de los 80 las exportaciones no petroleras que hacia México eran cercanas a 15 mil millones de dólares anuales y hoy en día son de 500 mil millones de dólares, siendo la principal fuente de crecimiento que tiene la economía nacional. Por lo mismo, es un mercado muy sofisticado en donde intervienen millones de personas a diario.