Artículo escrito por Luis Durán, Presidente del Comité de Difusión COPARMEX vía Forbes México
En las últimas semanas se han dado a conocer cifras económicas que preocupan y nos hablan del enorme reto que tenemos en nuestro país si queremos construir una economía robusta. Más allá de los retos que el mundo ha vivido por casi dos años por la pandemia, es evidente que nuestro país se ha retrasado aún más que el resto del mundo. Los datos son claros. Por ejemplo, a pesar del cambio de esquema de millones de trabajadores que estaban bajo el esquema de la subcontratación, México apenas ha recuperado sus niveles de empleo pre-COVID, 20.6M de empleos. Esto significa que, en términos reales, estamos muy por debajo de los niveles de empleo para nuestras necesidades poblacionales. La inversión en el sector minero durante 2021 cerró 15.6% abajo de lo que se esperaba como consecuencia de la falta de concesiones mineras, la incertidumbre y trámites detenidos, de acuerdo con datos de la Camimex. Una cifra de la que se ha hablado muy poco en nuestro país, es la diferencia entre el ingreso y el gasto del sector público que llegó a 472 mil 895 millones de pesos en el 2021, el mayor déficit en los últimos seis años. La inflación de los alimentos asestó un golpe dos veces más fuerte en México que en EU. La canasta de comestibles que cotiza el Inegi se encareció 11.3% el año pasado y fue la mayor alza desde 1998.
En diciembre las exportaciones del sector automotriz se desplomaron 17.31%, mientras en el acumulado del año pasado sólo crecieron 0.94% respecto de 2020, informó el Inegi. Tomando en cuenta que este sector representa el 20% de nuestra economía, no es ninguna sorpresa que estemos entrando en un riesgo real de recesión con un crecimiento mínimo de 0.4% en el tercer trimestre. En este sentido, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) inició el año con una reducción en su estimado de crecimiento para 2022, al prever que la economía de México crecerá 2.7% desde un previo de 2.9 por ciento.
Estas son tan sólo algunas muestras de muchas cifras que ejemplifican que nuestra economía está ante uno de los retos más importantes de las últimas décadas. Ahora es cuando nuestro país necesita estar enfocado a aprovechar oportunidades y a apalancar nuestras fortalezas. Una de las principales sin duda es el TMEC, sobre todo ahora que Estados Unidos y China llevan ya varios años en un pleito comercial que México debería explotar al máximo. Sin embargo, mientras estamos con todos estos elementos de crisis, no hemos sabido utilizar estas fortalezas a nuestro favor. Al contrario. Parecemos más interesados en continuar con un discurso político que ha desgastado a todos en estos últimos años y, como hemos visto, erosionado la confianza. El momento no puede ser peor. Según reportes de Banxico, inversionistas extranjeros ya retiraron 34 mil millones de dólares en deuda del gobierno en los últimos dos años. Banxico también señaló que lo perdido el año pasado por fuga de capitales ascendió a 257 mil 601 millones de pesos, que por segundo año consecutivo significa una cifra histórica desde 1991.
Es momento de enfocar nuestras energías hacia un plan integral de desarrollo que nos permita atender las necesidades apremiantes de este momento de crisis histórico. La modernización de nuestra economía debe ser enfoque fundamental para fortalecer la competitividad de México como plataforma de producción. Necesitamos construir una mayor participación de más industrias y empresas del país en las cadenas globales de valor y fortaleciendo nuestro rol como proveedor regional. Para avanzar en este proceso, es indispensable promover el desarrollo de capacidades en todo nuestro país, para mantener y fortalecer los conocimientos y habilidades que nuestros recursos humanos e industrias requieren para continuar innovando y agregando valor. Estamos a tiempo de corregir el rumbo. Como decía el gran pensador norteamericano del Siglo 19, William Edward DuBois: “Ahora es el momento aceptado, no mañana, no una temporada más conveniente. Es hoy cuando se puede hacer nuestro mejor trabajo y no un día o un año futuros. Es hoy cuando nos adaptamos a la mayor utilidad del mañana.