Artículo de opinión escrito por Gerardo Trejo Veytia, Secretario General de Coparmex Nacional | Vía Expansión Política.
Twitter: @gerardo_trejo_v
Los monopolios son tremendamente perjudiciales en un país, ya que afectan en primer lugar a los más pobres. Todos los ciudadanos terminan pagando más caro, lo que podrían tener a precios más competitivos.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene costos de 1,600 pesos por kilowatt hora, mientras las empresas privadas que compiten por la generación de energía eléctrica la producen a la mitad, 800 pesos por kilowatt hora, y en el caso de las energías limpias el costo privado es de 400 pesos por kilowatt hora.
Resulta incomprensible la reciente contrarreforma eléctrica propuesta por el Presidente de la República que pretende eliminar la competencia de los privados en el sector eléctrico, consolidando así el control absoluto y monopolio estatal de la CFE, restando competitividad a nuestro país.
Lo que hace productivas a las empresas públicas o privadas es la competencia, los monopolios siempre son ineficientes y dejan sin alternativas ni libertad de elección a los consumidores. La reforma constitucional propuesta se traducirá en desabasto, apagones y tarifas cada vez más caras para las familias mexicanas.
La iniciativa de reforma eléctrica pretende la retroactividad, expropiando indirectamente las inversiones que han realizado las empresas privadas para la generación de energías limpias, lo que ocasionará pérdida de confianza e incertidumbre jurídica para todas las inversiones actuales y futuras en general, no solo del sector eléctrico, con la consecuente caída en la inversión, crecimiento económico y empleos.
Entre los cambios propuestos se contempla darle prioridad a las centrales generadoras de CFE que operan a base de carbón, diésel y combustóleo, que son altamente contaminantes; es decir, se apostaría a las energías sucias y caras que dañan el medio ambiente, en lugar de incentivar la electricidad barata y limpia de los privados, generada con viento y sol.
En el sexenio pasado la CFE funcionó como una empresa productiva del Estado y era rentable. En la actual administración la CFE presentó pérdidas de 86 mil millones de pesos solo en el año 2020. Si los costos de producir electricidad aumentan las tarifas también subirán y el gobierno necesitará destinar más subsidios, con la consecuente afectación en las finanzas públicas, restando recurso a la educación, salud y seguridad pública.
Increíblemente la reforma eléctrica propone la desaparición de los órganos reguladores de energía, eliminando por completo el piso parejo. La CFE quiere ser juez y parte, jugador y árbitro a la vez, para poder expulsar a todos los jugadores del otro equipo y meter los goles sin portero; y quiere convencer a la afición que eso mejorará el espectáculo, el desempeño de los futbolistas y la calidad del torneo y la liga.
La realidad es que la ausencia de competencia no hará mejor ni más competitiva a la CFE, ni aumentará su rentabilidad, ni habrá abasto suficiente ni bajarán tarifas. Lo que necesitamos es consolidar piso parejo para incentivar las energías baratas y limpias, asegurando una competencia en igualdad de circunstancias con los privados y con un árbitro justo.
Necesitamos energía suficiente, limpia y a precios competitivos para todos; apostemos por un planeta verde y mejor para nuestros hijos, evitemos el monopolio público contaminante que quiere eliminar a los privados. La competencia mueve al mundo. #OpiniónCoparmex