Artículo de opinión escrito por Lorena Jiménez Salcedo, presidenta de la Federación Bajío Centro | Vía El Universal
El pasado 9 de agosto se conmemoró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Una fecha en la que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca llamar la atención de los gobiernos y de la sociedad en general para reducir la brecha de desigualdad en la que está sumida la población indígena de todo el mundo.
El tema a tratar este año es “No dejar a nadie atrás: los pueblos indígenas y el llamado a un nuevo contrato social”.
Datos de este organismo mencionan que hay más de 476 millones de indígenas que viven en 90 países de todo el mundo, lo que representa el 6.2 % de la población mundial. Hay datos que asustan.
Más del 86% de las personas indígenas de todo el mundo trabajan en la economía informal.
Los indígenas tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en condiciones de extrema pobreza que los no indígenas.
El 47% de este sector de la población que trabaja no tiene educación y la brecha aumenta considerablemente si se trata de mujeres.
Bajo este contexto de desigualdad, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su Medición de la Pobreza 2020, publicada el pasado 5 de agosto, señala que la población hablante de lengua indígena registró un incremento en su situación de pobreza entre 2018 y 2020 al pasar de 75.8 % al 76.8%. En cuanto a la situación de extrema pobreza, también se registró un incremento en el mismo periodo al pasar de 35.1% al 35.7%.
El informe destaca que las principales carencias se presentan en los rubros de salud, seguridad social, alimentación nutritiva y de calidad, servicios básicos de vivienda, entre otros.
Estas desigualdades son evidentes. Sin embargo, no son las únicas y así vemos cómo en casi todos los sectores de la población existen diferencias considerables que nos deben llevar a una reflexión profunda que genere acciones rápidas y contundentes para reducir esas brechas que se han profundizado en los últimos meses como consecuencia de la pandemia que vivimos a causa del Covid-19. El mismo informe detalla que en el 2020 se registraron 3.8 millones de personas más en pobreza y 2.1 millones de personas más en pobreza extrema de las que había en 2018.
Por eso, desde Coparmex, hacemos un fuerte llamado al gobierno federal para que implemente de manera urgente políticas públicas que estén encaminadas a una reactivación económica responsable, puesto que la emergencia sanitaria aún no termina, todo lo contrario, las cifras nos dicen que estamos viviendo ya una tercera ola de contagios.
Los empresarios Coparmex seguimos dispuestos a implementar acciones que ayuden a disminuir las desigualdades, la pobreza y pobreza extrema a través de las propuestas que lanzamos desde hace más de un año con la creación de un seguro de desempleo y los incentivos para la generación de empleo, pues hoy más que nunca las inversiones necesitan certidumbre. Hoy más que nunca las micro, medianas y pequeñas empresas necesitan verdaderos esquemas de apoyo para que puedan sobrevivir a este tsunami que parece no tener fin. Necesitamos del apoyo del gobierno federal.
Hoy estamos llamados a ser resilientes, pero, al mismo tiempo, estamos llamados a redoblar esfuerzos para que todos juntos, sociedad, gobierno y empresas salgamos adelante de esta difícil situación y logremos reducir esas terribles diferencias entre unos y otros. Pensemos como sociedad qué estamos haciendo para aumentar o disminuir estas brechas. No se puede dejar a nadie atrás. #OpiniónCoparmex.