La decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles del 25% a las importaciones mexicanas a partir del 1 de febrero, representa un desafío para nuestra economía y la estabilidad del comercio en América del Norte. Esta medida, lejos de fortalecer la relación trilateral, introduce un elemento de incertidumbre que afecta a las empresas, los trabajadores y las inversiones en la región.
Desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), consideramos que esta acción constituye un abierto mecanismo de coerción que contraviene los principios de libre comercio y cooperación establecidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Las exportaciones mexicanas hacia nuestro principal socio comercial alcanzan el 83.1% de nuestro comercio exterior, por lo que cualquier barrera impuesta de manera unilateral genera distorsiones que afectan la competitividad de nuestros sectores productivos y ponen en riesgo empleos en ambos lados de la frontera.
Ante este panorama, reconocemos que el Gobierno de México ha comenzado a diseñar estrategias para mitigar el impacto de estos aranceles y proteger los intereses nacionales. Es fundamental que se utilicen todas las herramientas disponibles en el marco del T-MEC para impugnar cualquier medida que vulnere el acuerdo y que se fortalezcan los canales de diálogo diplomático y económico para alcanzar soluciones que no perjudiquen a las empresas y los consumidores.
Confiamos en que la vía del entendimiento será la mejor alternativa para resolver estas diferencias. Sin embargo, también es necesario reforzar las condiciones internas que nos permitan enfrentar con mayor solidez estos retos. Garantizar la certeza jurídica, fortalecer el Estado de Derecho y asegurar un suministro energético confiable son elementos clave para mantener a México como un destino atractivo para la inversión y el comercio global.
En el sector empresarial, reiteramos nuestro compromiso de trabajar de la mano con el Gobierno de México y con nuestros socios en Estados Unidos y Canadá para encontrar soluciones que favorezcan la estabilidad económica de la región. La colaboración entre gobiernos, empresarios y sociedad será esencial para evitar afectaciones mayores y preservar los beneficios de la integración comercial.
México no puede ceder ante presiones externas que buscan condicionar el comercio con argumentos ajenos a la dinámica económica. Enfrentaremos este desafío con unidad, estrategia y determinación, asegurando que nuestras empresas y trabajadores cuenten con las condiciones necesarias para seguir prosperando en un entorno de competencia justa y abierta.
Hacemos un llamado a todas las fuerzas políticas, sectores productivos y ciudadanos a sumar esfuerzos en defensa de los intereses nacionales. Superar este obstáculo dependerá de nuestra capacidad para actuar con visión de largo plazo y fortalecer las bases que sustentan el desarrollo económico de nuestro país. Para atraer inversiones y garantizar el crecimiento, es fundamental que las empresas cuenten con certeza jurídica, garantías de seguridad y condiciones que les permitan acceder a la energía necesaria para operar.
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