
Artículo escrito por María Arias Enríquez, Presidenta
de la Comisión Nacional de Negocios y Financiamiento de Coparmex| Vía: @ElFinanciero_Mx
X: @maria00060
En México, emprender siempre ha sido un acto de valentía. Pero hacerlo hoy, en medio de señales de estancamiento económico, lo es todavía más. Para muchas empresas —y particularmente para las pequeñas y medianas, donde se concentra el corazón productivo del país—, acceder al crédito puede marcar la diferencia entre crecer o desaparecer.
Como mujer emprendedora y especialista en estructuración de financiamiento, he vivido de cerca los desafíos que enfrentan las MiPyMEs al buscar recursos para capital de trabajo, expansión o supervivencia. Lo he visto en números, pero también en historias: mujeres que lideran negocios familiares, profesionistas que deciden crear su propio camino y empresas jóvenes con modelos innovadores que no logran consolidarse por falta de liquidez.
El panorama no es alentador. La inversión privada se estanca, los créditos bancarios siguen concentrados en grandes empresas y, muchas veces, los emprendedores sienten que nadie cree en ellos. Pero yo sí creo. Y también creo que hay formas de hacerlo posible.
Hoy más que nunca, el acceso a financiamiento debe ser parte de la estrategia de reactivación económica. No podemos seguir ignorando que el 80% del empleo lo generan las MiPyMEs y que muchas de ellas operan con recursos propios, con alto riesgo y sin acompañamiento. Necesitamos cambiar la narrativa: el crédito no es deuda, es herramienta. Es oportunidad.
Desde la trinchera empresarial, estamos promoviendo modelos más inteligentes de fondeo: alianzas con instituciones financieras, instrumentos como fideicomisos de garantía, esquemas de fondeo mixto y plataformas digitales que conectan a empresarios con capital. Lo que necesitamos no es caridad, es confianza. Y para eso hace falta certeza jurídica, transparencia y una política pública que entienda que apoyar al sector productivo es apoyar a México.
Pero también necesitamos seguridad. No podemos permitir que delitos como la extorsión se conviertan en parte del costo de hacer negocios. Cuando los empresarios enfrentan amenazas diarias y los costos ilegítimos superan los márgenes de ganancia, el crédito deja de tener sentido. El Monitor de Seguridad de #DataCoparmex nos muestra con claridad lo urgente: más de 5,800 víctimas de extorsión en seis meses. Eso paraliza la economía, desalienta la inversión y debilita al Estado de Derecho.
Como presidenta de la Comisión de Negocios y Financiamiento de COPARMEX, me toca escuchar a mujeres empresarias de todo el país. Todas coinciden en algo: quieren crecer, pero necesitan con quién. No están pidiendo regalos, están buscando aliados.
El reto es enorme, sí. Pero también lo es nuestra capacidad para transformar entornos adversos en impulsores de cambio. El financiamiento bien estructurado no solo detona negocios: construye comunidad, genera empleos, impulsa innovación y da esperanza.
En tiempos de incertidumbre, el crédito bien canalizado es un acto de fe… pero con números. Y en mi experiencia, las mujeres sabemos muy bien cómo convertir ambos en resultados.