Articulo de Opinión escrito por: Carlos Aurelio Hernández González | Vicepresidente de Energía Renovables de la Comisión Nacional de Energía de Coparmex Nacional | Vía: Excelsior
Twitter: @cauhdez
En días recientes, la infraestructura de distribución y transmisión de la CFE se puso a prueba con la demanda máxima histórica de consumo de energía eléctrica en una hora, que se presentó el 20 de junio a las 5 de la tarde, donde se registraron 52 mil 993 megawatts (MW). Un aumento de 9% respecto a 2022 con datos del Cenace.
Durante la demanda histórica, la reserva de energía, que son centrales eléctricas listas para entrar en operación y el Cenace pueda llevar a cabo el control operativo del sistema, se alcanzaron niveles por debajo de 6%, valor que siempre debe de ser igual o mayor.
Si a esto se le suma el problema de los cables de transmisión y distribución, así como los transformadores y subestaciones, que sería lo equivalente a la “tubería de agua” por donde llega la energía eléctrica, México no cuenta con la capacidad suficiente para que los hogares y empresas la obtengan eficientemente.
¿Recuerdan los apagones en Yucatán, en abril de 2019 y en Tamaulipas, en diciembre de 2020 a causa de un “incendio”? Bueno, pues es imposible que haya sucedido así, ya que los cables de transmisión, al soportar más energía de la que puede conducir, se calientan, se derriten y ocasionan igniciones que exterminan la flora y fauna, nunca es de abajo hacia arriba.
Desafortunadamente, cada vez se verán más apagones e incendios en las líneas de transmisión y distribución por falta de inversión y mantenimiento que ocasionarán estragos al medio ambiente, a las empresas y a los hogares en México.
¿Cuál es la solución? Es un conjunto de tres puntos. El primero que la CRE, el Cenace y CFE Transmisión, que han detenido arbitrariamente la entrada de centrales eléctricas por distintos pretextos, empiecen a permitir la integración de los proyectos de generación de las empresas.
Hay que recordar que cuando entra un proyecto nuevo de generación a interconectarse a la Red Nacional de Transmisión (RNT) debe de construir ampliaciones de subestaciones y líneas de transmisión, misma infraestructura que es donada de forma gratuita a CFE Transmisión para que realice la operación y mantenimiento correspondientes.
El problema es que el Cenace y la CFE le contestan a todos los generadores que deben de pagar obras de transmisión multimillonarias a fin de volver inviables los proyectos de las centrales eléctricas de las empresas sin justificación técnica.
El segundo son las líneas de distribución en las cuales urge que la CFE realice inversiones para reducción de pérdidas y aumente la capacidad de transformación. El tema es que en varios nodos deben de ampliar las subestaciones, y no ha sucedido ni uno ni otro por los subsidios cruzados donde toman las utilidades de los monopolios del Estado (transmisión y distribución) para proyectos de generación o las elevadas pensiones.
El tercer punto es que se debe de aumentar la capacidad de la generación distribuida, que es aquella de menos de 500 kilowatts y que se realiza en las Redes Generales de Distribución (RGD), si se eleva a 1 MW, habrá empresas que podrán generar más de lo que consumen y aportar energía limpia y barata dentro del mercado eléctrico.
Así se lograría que más empresas puedan tener incentivos para aumentar sus capacidades de generación y, principalmente de fuentes limpias, además de sumarlo con la urgente publicación de las reglas para la instalación de sistemas de almacenamiento.
También esto se debe complementar con el manual de servicios conexos, donde se vuelve primordial el control de demanda para que las empresas puedan ser retribuidas económicamente por el mercado, al dejar de consumir en las horas de mayor demanda y echen mano de sus generadores en sitio para apoyar al sistema eléctrico.
Desafortunadamente, la política energética implementada desde la Sener fue alcanzada por la realidad, la cual se alertó por distintos expertos de la academia, empresas y la sociedad civil organizada. Desde Coparmex, se impulsa un Modelo de Desarrollo Inclusivo (MDI) que incluye la democratización del mercado eléctrico a través de la generación distribuida, así como la libre competencia en el sector eléctrico, que por la coyuntura se vuelven cruciales para contar con luz para todos los mexicanos a precios baratos y que provenga de fuentes limpias para evitar apagones en equilibrio con el medio ambiente.