Artículo escrito por Jorge Camacho Ortega, Presidente del Comité de Membresía, Afiliación y Participación de Coparmex vía @Milenio
Twitter: @JorgeCamacho_21
En México nos enfrentamos a una realidad histórica: una población que, en su mayoría, se mantiene pasiva ante la adversidad política y económica que nos rodea. ¿Por qué nos quedamos callados mientras los líderes gubernamentales ignoran nuestras necesidades y se perpetúan en el poder, imperando la corrupción, el amiguismo, el nepotismo y las malas decisiones que mantienen a nuestro país con grandes desigualdades económicas y sociales que impiden un desarrollo franco para el bienestar de todas y todos?
La pasividad arraigada en nuestra sociedad tiene profundas raíces en la historia de nuestro país. Hemos sido testigos de periodos de autoritarismo y represión política que han moldeado una cultura en la que la resistencia y participación ciudadana parece inútil. Nos hemos resignado a aceptar las malas acciones y políticas gubernamentales como algo inevitable. Antes nos quejábamos en una mesa de café, hoy lo hacemos a través de las redes sociales, pero no pasamos a la acción que pueda generar un cambio.
El temor a las represalias legales o físicas y la desconfianza en las entidades gubernamentales dada la corrupción y falta de transparencia nos mantiene en silencio con la creencia de que “no van a hacer nada”, evitando el conflicto y aceptando pasivamente las condiciones en las que vivimos, pero esta actitud solo fortalece a aquellos que desean que las cosas sigan igual para su propio beneficio.
Hoy vemos cómo crece la inseguridad en el país, 35 por ciento del territorio está controlado por el crimen organizado, somos testigos de un sistema de salud desmantelado que tiene a 50 millones de mexicanos a la deriva y un sistema educativo anacrónico que no responde a las necesidades actuales del mundo y mantiene a la población sin conocimientos y competencias que les permitan acceder a mejores oportunidades de desarrollo.
Las brechas sociales, económicas y educativas permanecen y en muchos territorios de nuestro país se acentúan ante nuestros ojos. El poder usa la desinformación y manipulación mediática para difundir propaganda que distorsiona nuestra percepción de la realidad y nos mantiene en nuestras burbujas de realidades.
Sin embargo, la culpa no recae únicamente en nuestras instituciones y líderes corruptos. Como sociedad, también somos responsables de nuestra propia pasividad. Hemos permitido que el conformismo y la apatía se arraiguen en nuestra cultura impidiendo cualquier intento real de cambio.
Es hora de despertar del letargo en el que hemos estado sumidos durante muchos años. Debemos reconocer nuestra propia capacidad para influir en el rumbo de nuestro país y exigir un cambio real. No podemos seguir aceptando la mediocridad y la corrupción como algo inevitable.
La educación cívica y la participación política ciudadana son herramientas poderosas que pueden ayudarnos a desafiar el statu quo. Debemos educarnos sobre nuestros derechos y responsabilidades como ciudadanos y aprender a discernir la verdad de la desinformación. Solo entonces podremos reclamar nuestro lugar en la arena política, exigir cuentas a nuestros gobernantes y ejercer nuestro derecho a cogobernar.
Sumémonos y participemos en los movimientos y organizaciones sociales para impulsar el cambio fundado en nuestros intereses colectivos reales. Debemos unirnos en solidaridad y trabajar juntos para abordar los problemas que afectan a nuestra sociedad.
En última instancia, depende de nosotros, como ciudadanos mexicanos, romper este ciclo de pasividad y exigir un México más justo y equitativo. No podemos permitir que el miedo y la resignación nos paralicen más tiempo. Es hora de alzar la voz y luchar por un futuro mejor para todas y todos los mexicanos.
En estos meses tenemos la gran oportunidad de hacer escuchar nuestra voz con las y los candidatos a los diferentes puestos de elección popular, en particular con las que van a la presidencia de la República. Participa activamente en el proceso electoral con tus familiares y vecinos, infórmate de lo que proponen las y los candidatos, súmate a una organización cívica y elabora propuestas, y lo que es fundamental, vayamos todas y todos a votar. Tu voto es importante, tu voto cuenta, hoy nada está decidido, el futuro de México se va a decidir el 2 de junio con nuestro voto.
Unidos por el bien común de México, votemos este 2 de junio y hagamos que nuestra voz se escuche.