Artículo de opinión escrito por Fernando Sánchez Argomedo, Presidente de la Comisión Nacional de Innovación de Coparmex | Vía: @elsolde_mexico
Aunque la pregunta parezca obvia, no resulta tan trivial. Lo vivimos desde el momento en que el presidente presentó a las mal llamadas “corcholatas”, instrumentalizando a personas con nombre y apellido, pero sobre todo pisoteando su dignidad. Esto marcó el inicio de su campaña electoral para el periodo presidencial 2024-2030.
Desde ese momento, lo que vivimos fue la narrativa de un triunfo anunciado. Para el presidente, nunca hubo duda de quién sería su sucesora. Algunos analistas ejemplificaban el hecho como aquel patriarca empresario que enfrenta la sucesión en su empresa: ¿en qué manos quedará el patrimonio familiar? ¿en el hermano (Adán), en el socio-amigo (Marcelo) o en la hija (Claudia)?
Sabemos que Claudia arrasó en la elección y ganó en todos los segmentos de la población. Era de esperarse que, en una carrera donde una de las contendientes comenzó mucho antes y contaba con recursos prácticamente infinitos, con logística “gratuita” proporcionada por la estructura del gobierno federal y los gobiernos locales, y con una comunicación centralizada y controlada desde el poder prácticamente todos los días, llegaría primero a la meta. Es decir, no había ninguna duda.
Aunado a lo anterior, quedó claro que ni la delincuencia, ni el crimen organizado, ni la salud, ni la centralización del poder, ni la militarización son temas que preocupen de forma preponderante a la mayoría de los mexicanos.
Además, una oposición desdibujada, como señaló Julio Castillo, hijo del fallecido líder panista Castillo Peraza, presentó como su mejor propuesta la continuidad de los programas sociales del actual gobierno. Al menos eso es lo que quedó del impactante mensaje de Xóchitl, firmándolo con sangre.
De aquí surge la pregunta planteada en el título de este artículo: ¿votaste por Claudia, por López, por la 4T o por la oposición? Aunque este argumento podría parecer una perogrullada, sí hay diferencias sutiles que implicarían una exigencia del electorado.
Si votaste por la continuidad al 100%, porque te fue muy bien con este gobierno, entonces estás por el “maximato”, con quien gobierna estando en Macuspana. Si votaste por Claudia es porque te gustó el modelo 4T propuesto, pero esperas que una visión más racional cambie la forma de tomar decisiones y que se pueda pensar en tener un sistema de salud de primer mundo, en invertir en megaproyectos viables que promuevan el desarrollo social y empresarial, y en una estrategia más eficaz contra la delincuencia organizada. Si votaste por la 4T, habrás pensado que México necesita un nuevo régimen, sin calificarlo.
Finalmente, si votaste por la oposición, habría tres supuestos: que no te gustó lo que viviste en este sexenio, que no tenías otra opción o que buscabas una nueva alternativa para México.
De cualquier forma, el reto está en que todos juntos asumamos un rol más proactivo y nos involucremos de forma decidida en construir un México con grandes oportunidades y grandes retos, no ajeno a este cambio de época que vive el mundo, que nos presenta un universo ilimitado de alternativas para vivir mejor.