Artículo de Opinión escrito por Luis Durán, Presidente del Comité de Difusión de Coparmex | Vía Forbes México
Twitter: @LuisEDuran2
Ante tantas noticias impactantes en estos meses de pandemia y de crisis económica mundial, corremos el riesgo de no poner atención a una de las noticias más importantes de los últimos años: el cambio climático.
Ante tantas noticias impactantes en estos meses de pandemia y de crisis económica mundial, corremos el riesgo de no poner atención a una de las noticias más importantes de los últimos años: el cambio climático. En días pasados, las Naciones Unidas publicaron un informe por demás preocupante, emitido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, un cuerpo de científicos convocado por la ONU. Las conclusiones del reporte son contundentes:
– La influencia humana ha calentado inequívocamente el planeta.
– La ciencia del clima es cada vez mejor y más precisa.
– Estamos atrapados en 30 años de peores impactos climáticos sin importar lo que haga el mundo.
– Los cambios climáticos están ocurriendo rápidamente.
En un mundo polarizado por las creencias sin fundamentos científicos, el cambio climático ha sido una víctima de la falta de voluntad hacia soluciones innovadoras. En los últimos años ha sido difícil hacer creer a los escépticos. Las pruebas han sido descartadas como cambios temporales en las tendencias del clima, parte del proceso natural de nuestro planeta. Sin embargo, de manera alarmante, ahora es imposible negar el cambio climático. El reporte de la ONU es inequívoco. Los datos hablan por sí mismos. En los últimos meses hemos visto inundaciones sin precedentes en Alemania y China, algunos de los mayores incendios de la historia y olas de calor sin paralelo (Julio fue el mes más caluroso jamás registrado.) Otro dato: siete de cada 10 de los incendios forestales más grandes en California ocurrieron en la última década. Estos son algunos de los hechos y algunas de las afirmaciones más importantes de este reporte. Pero quizá la más importante de todas es que todavía hay una ventana en la que podemos alterar el camino del clima.
Para poder empezar a enderezar el rumbo climático, tenemos que buscar acciones agresivas en todos los niveles de la sociedad. La acción federal es absolutamente necesaria, pero necesitamos actuar en todos los niveles institucionales para avanzar con mayor efectividad. No menos importante, serán las acciones de las empresas que pueden ayudar a sus comunidades, sus empleados, su fuerza laboral y sus accionistas a comprender cuáles son los riesgos que enfrentamos con el cambio climático en curso. Y es precisamente a través de empresas innovadoras y vanguardistas donde podemos articular que reducir los riesgos del cambio climático no es únicamente bueno para el medio ambiente, sino también es importante para tener resultados financieros positivos. Recientemente, la Oficina Nacional de Investigación Económica en Estados Unidos (NBER, por sus siglas en inglés) publicó un estudio sobre el efecto de las finanzas del cambio climático. Encuestaron a 861 académicos, profesionales, reguladores del sector público y economistas de políticas financieras sobre temas de financiamiento climático. Encontraron que los encuestados creían definitivamente que los mercados financieros estaban subestimando el riesgo del cambio climático y que la presión de los inversionistas institucionales se consideraba la fuerza más poderosa para el cambio.
Como muchas otras innovaciones que han cambiado positivamente las tendencias económicas del mundo, es indispensable que el sector privado continúe apostando y elevando sus ambiciones de ser parte de esta transición hacia la mejora de la crisis climática y hacerla lo más rápido posible. Imaginemos la posibilidad de crear una nueva economía basada en una competencia global por parte de las empresas, grandes y pequeñas, para adaptarse, reconfigurar e invertir en formas y medios que atiendan el cambio climático. Si lo hacen bien, estarán creando un beneficio económico sin precedentes para sus accionistas y un beneficio aún mayor para sus comunidades.