El consumo se enfría: advertencia desde los hogares mexicanos

Artículo de Opinión escrito por: Armando Zúñiga Salinas | Vicepresidente de Comunicación de Coparmex Nacional | Vía: @Excelsior

X: @Armando_ZunigaS

Al analizar la composición del Producto Interno Bruto (PIB) de México por el enfoque del gasto, destaca el consumo privado como su componente más significativo, al representar aproximadamente el 70% del total. En 2024, este rubro registró un crecimiento de 2.8%, prácticamente el doble del observado en la economía en su conjunto.

No obstante, a partir de diciembre se revirtió esta dinámica, comenzaron a observarse señales de debilitamiento. En el primer trimestre de 2025, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el consumo privado registró caídas de 0.4% respecto al trimestre anterior y de 0.8% en comparación con el mismo periodo del año previo.

Por otra parte, el Indicador Oportuno del Consumo Privado (IOCP) publicado por el INEGI, anticipa retrocesos anuales en abril de 0.8 % y mayo de 0.5%, acumulando seis meses consecutivos de caídas. En el periodo enero–mayo se estima una contracción de 0.78%. Esta situación solo se ha presentado en tres ocasiones en las últimas tres décadas: 1995, 2009 y 2020.

Lo más preocupante es que esta debilidad del consumo se produce en un contexto donde otros motores de la economía también muestran signos de desaceleración. El consumo privado se está enfriando al mismo tiempo que indicadores clave como la inversión, y el riesgo de un estancamiento más generalizado empieza a tomar forma.

Factores que explican el enfriamiento:

• Presiones inflacionarias: en mayo, la inflación repuntó a 4.42% anual, encareciendo productos básicos y reduciendo el poder adquisitivo.
• Desconfianza del consumidor: el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se mantiene por debajo de 50 puntos y aunque en mayo registró un repunte de 1.2 puntos porcentuales, desde octubre muestra una tendencia a la baja.
• Una visión de bajo crecimiento: el comportamiento del consumo está estrechamente vinculado a las expectativas sobre los ingresos futuros y la evolución prevista de la economía. La mayoría de los analistas e instituciones financieras anticipa que la desaceleración continuará, e incluso advierte sobre la posibilidad de una recesión.
• Menor creación de empleo formal: la cual en abril y mayo se reflejó en una pérdida de poco más de 93 mil puestos de trabajo registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
• Efecto tipo de cambio: desde la segunda mitad de 2024, la depreciación del peso frente al dólar encareció los bienes importados, provocando una contracción anticipada en este segmento de consumo.
• Menor ritmo en la expansión del crédito: y un entorno de tasas de interés que, si bien han comenzado a ceder, aún se mantienen en niveles elevados.

Este contexto exige respuestas realistas y prudentes, como en el caso de la próxima decisión del Banco de México respecto al nivel de la tasa de interés de referencia. Encontrar el justo medio entre control de la inflación y el impacto sobre la actividad productiva.

De confirmarse la tendencia, el estancamiento del consumo marcaría un punto de inflexión tras el rebote postpandemia. Aunque aún no estamos en lo que llaman recesión técnica, el debilitamiento sostenido de la demanda interna eleva sensiblemente el riesgo de una contracción económica.

El consumo privado en México está enviando una señal clara: hay una pérdida de impulso que no puede explicarse por un solo factor, sino por una confluencia de variables internas y externas que exigen una respuesta y corrección del rumbo.

En este contexto, el IOCP no solo opera como termómetro del ánimo económico de los hogares, sino también como señal de alerta temprana para ajustar o replantear políticas fiscales, monetarias, regulatorias, de atracción de inversiones, de certeza jurídica, respeto a la propiedad y reconstrucción de la confianza.

En la reconstrucción de la confianza, los organismos empresariales como la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), estamos tendiendo puentes con actores internacionales y promoviendo el diálogo con el sector laboral y el gobierno. Al mismo tiempo, señalamos los aspectos que requieren de un replanteamiento profundo como el proceso de reforma del sistema de justicia.