- El éxito del plan depende de eliminar pérdidas estructurales y cumplir a tiempo con sus proveedores para preservar empleos, dinamizar la economía y recuperar la confianza de inversionistas.
- La transparencia y las auditorías independientes, son condiciones indispensables para consolidar la autosuficiencia financiera de Pemex.
El anuncio de que Pemex dejará de requerir apoyo financiero de la Secretaría de Hacienda a partir de 2027 es un hecho que genera expectativas en los mercados, pero también nos exige evaluar con rigor la viabilidad de este compromiso. Desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) respaldamos toda estrategia que fortalezca a la principal empresa productiva del Estado, siempre que esté acompañada de medidas claras para garantizar transparencia, eficiencia operativa y sustentabilidad financiera real.
Reconocemos avances importantes. La mejora en la calificación crediticia de Pemex por parte de Fitch Ratings, es un reflejo de la estrategia de capitalización y financiamiento. También valoramos la reducción estimada de la deuda financiera total, que podría pasar de 113.2 mil millones de dólares en 2021 a 77.3 mil millones en 2030, equivalente a una disminución del 26%. La creación del Fondo de Inversión para Pemex por 250 mil millones de pesos, con garantía federal y respaldo de la banca de desarrollo, también es una medida que brinda certidumbre a proveedores y proyectos estratégicos.
Las proyecciones de producción de 1.8 millones de barriles diarios y de expansión de gas natural a 5 mil millones de pies cúbicos diarios en 2028, así como la apuesta por energías renovables y cogeneración entre 600 y 900 megawatts, muestran una visión más diversificada de la matriz energética. Estas metas son alentadoras, pero requieren ejecución impecable y una planeación basada en criterios técnicos, no políticos.
Sin embargo, persisten vacíos estructurales que ponen en riesgo la sostenibilidad de Pemex. Tampoco se ha abordado con claridad la problemática de las importaciones ilegales y robo de hidrocarburos, cuyo subregistro implica evasión de impuestos y pérdidas millonarias. Ignorar estas fugas de recursos compromete la competitividad de las refinerías y resta margen para reinversión.
Otro punto crítico es la ausencia de mecanismos de gobernanza robustos. Aunque se menciona mayor transparencia y trazabilidad de recursos en el Consejo de Administración único, no se especifica el fortalecimiento del gobierno corporativo ni la incorporación de auditorías independientes. La experiencia demuestra que sin vigilancia externa efectiva, la eficiencia y la rendición de cuentas quedan vulnerables.
Sostenemos que la autosuficiencia financiera de Pemex en 2027 solo será viable si se erradican las fuentes de pérdida estructural. La recuperación de recursos derivada de eliminar contratos inflados, frenar las importaciones ilegales y atender con prioridad el pago de deudas con proveedores debe ser la prioridad.
En cualquier plan de reestructura, Pemex debe cumplir puntualmente con sus proveedores. Miles de empresas, especialmente en la región sur-sureste del país, dependen de estos pagos para sostener su operación, preservar empleos y dinamizar la economía regional. Honrar estas obligaciones fortalecerá la cadena productiva y enviará una señal inequívoca de seriedad y compromiso, indispensable para recuperar la confianza de inversionistas y socios comerciales.
Estamos a favor de una Pemex fuerte, competitiva y alineada a las mejores prácticas internacionales. Para lograrlo, es indispensable un compromiso permanente con la transparencia, el fortalecimiento del gobierno corporativo y la disciplina financiera. La eficiencia no puede depender de ingresos extraordinarios ni de medidas temporales: debe ser el resultado de una gestión ordenada y profesional.
Adicionalmente, la participación del sector privado mexicano en el desarrollo energético del país, en colaboración con Pemex, es fundamental para impulsar la inversión y el financiamiento, fomentar la innovación tecnológica y aumentar la competitividad del sector. Esta alianza no solo facilita la transición hacia energías más limpias y sostenibles, sino que también genera empleo y fortalece la cadena de valor del sector energético. Asimismo, contribuye a la estabilidad y seguridad energética de México, permitiendo la ejecución de proyectos estratégicos que benefician tanto a la economía como a la sociedad.
Reiteramos nuestra disposición a trabajar de manera coordinada con el Gobierno Federal, el Congreso y todos los actores involucrados para que Pemex cumpla con el objetivo de operar sin apoyos de Hacienda en 2027, manteniendo la estabilidad macroeconómica y garantizando que los recursos derivados de la renta petrolera se reinviertan en salud, educación e infraestructura. La fortaleza de Pemex debe ser sinónimo de confianza para inversionistas, certidumbre jurídica y desarrollo para México.