Artículo de Opinión escrito por: Jorge Camacho Ortega | Presidente de Coparmex Querétaro | Vía: Milenio.
Twitter: @JorgeCamacho_21
La ONU hace un pronóstico estremecedor que debe alertar conciencias y provocar cambios radicales en nuestros estilos de vida, patrones de consumo y producción. El organismo establece que en caso de que la población mundial alcance los 9 mil 600 millones de personas en 2050, ahora somos 8 mil millones, se podría necesitar el equivalente a casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los estilos de vida actuales.
Cerca de la mitad de la población mundial, es decir, 4 mil millones de personas, vivimos en ciudades que solamente abarcan el 3% de la tierra, pero representan entre 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono. Anualmente, desperdiciamos mil 300 millones de toneladas de alimentos, mismas que serían suficientes para darle de comer a los 900 millones de personas que viven en pobreza extrema.
Para abordar esta problemática y aportar soluciones a la afectación de los recursos naturales, cada año se reúnen líderes de todos los países del mundo en la Cumbre sobre el Cambio Climático, donde llegan a acuerdos que no son respetados por muchos países. Gran paradoja representa el hecho de que el desarrollo de la economía mundial esté sustentada en el consumo y producción de bienes y servicios basados en el uso de los recursos naturales, y que, por otro lado, ese mismo desarrollo esté poniendo en peligro la base de la vida humana. Un buen ejemplo de esto en nuestro país es el Tren Maya; que por un lado busca “el desarrollo de la región” a costa de la deforestación de la selva.
Las nuevas generaciones son muy conscientes de este deterioro que hacemos al medio ambiente y del cambio que debemos generar para fomentar su cuidado y regeneración. Una forma de manifestarlo es que ahora buscan trabajar y consumir de empresas que tienen un propósito enfocado a los beneficios que aportan a la sociedad, al medio ambiente y a las partes interesadas como son sus clientes, colaboradores, proveedores y accionistas, enviando un serio mensaje al sector productivo de: “o cambias o cierras”.
Por lo tanto, es necesario que como ciudadanos y empresarios nos comprometamos a crear estilos de vida y modelos de negocios que fomenten una mejor y equitativa distribución de la riqueza entre nuestros clientes, proveedores, colaboradores, sociedad, medio ambiente y desde luego accionistas.
Así lo creemos y manifestamos en Coparmex a través de nuestro Modelo de Desarrollo Inclusivo donde proponemos políticas económicas sustentables que promuevan un mercado responsable y equitativo, con empresas innovadoras, solidarias y con responsabilidad social que fomenten el cuidado del medio ambiente.
Este cambio de paradigmas y visión, que avanza lento en nuestro país, no solamente es un reto que pone en riesgo la viabilidad de México y sus empresas, pues también representa una gran oportunidad de subirse a este nuevo modelo de desarrollo inclusivo que nos dará proyección y futuro, siendo promotores de una vida social más armónica, unida, amiga del medio ambiente, que promueva la movilidad social reduciendo brechas y haciendo una comunidad más pareja, justa e incluyente.
En nuestro país ya existen empresas que han comprendido esta situación y están cambiando su modelo de negocio presentando una ventaja competitiva que las está haciendo más atractivas para todas las partes interesadas y por ende dándoles viabilidad hacia el futuro. Sin embargo, hay otras que se niegan a aceptar esta realidad del daño que hacemos a nuestra casa común, que incluso lo ven como un costo molesto e innecesario; un error de visión cortoplacista que las puede llevar a la quiebra.
Con lo anterior, vale la pena preguntarnos en dónde nos encontramos personalmente, si vemos hacia adelante y somos factor de cambio o pensamos que no es nuestro tema y que mejor otros lo hagan.
Amigo lector, te dejo la reflexión y te invito a que te sumes a la construcción de un mejor México por el bien común.