Artículo de opinión escrito por Nicolás Madáhuar Boehm Vicepresidente Nacional de Desarrollo Empresarial de COPARMEX | Vía Excelsior
Ya hemos estado ahí y el recuerdo no es nada grato. Ya intentamos, hace más de 50 años, que el gobierno haga las veces de empresario y hasta hoy seguimos padeciendo las consecuencias. Pertenezco a una generación que vio a sus padres luchar contra esa ideología que desbarató económicamente a México y que, en su esencia, buscaba la rectoría del Estado en prácticamente todos los sectores económicos. Y cómo olvidar las múltiples y, en tantos giros, ineficientes empresas paraestatales; la inequidad al invertir recursos públicos para competir con particulares, los controles de precio y subsidios bajo los que operaban cerrando los ojos a la ley natural de oferta y demanda.
Cómo olvidar el desabasto frecuente y todos esos choques traducidos en erosión del valor de nuestra moneda e inflación sin control.
¿Por qué insistir con iniciativas que no han funcionado, ni en México ni en ninguna otra parte del mundo, financieramente inviables y sin posibilidad de ser sostenibles en el largo plazo? La última de estas propuestas ha sido la empresa de gas gubernamental (Gas Bienestar). Pero por desgracia no es la única y, si no corregimos el rumbo, tampoco será la última.
Lo más preocupante, sin embargo, es la escala de prioridades. Hoy en día, el problema no es lo que el gobierno quiere hacer, sino lo que no está haciendo. Los recursos, el enfoque y energía de nuestros gobernantes se distraen en proyectos no prioritarios, no rentables, a veces de plano inviables, dejando de lado las tareas que por ley le corresponden y que urge atender.
Lo mínimo (pues por ningún motivo es lo único) que un gobierno debe de darle a su pueblo es salud, seguridad, Estado de derecho y educación. ¿Algún mexicano dentro o fuera del país tiene la menor duda de las enormes carencias que tenemos desde hace décadas en esos cuatro ámbitos? Estaría de más en este espacio citar ejemplos, los hay de sobra y los vivimos a diario.
Como ciudadanos no podemos asumirnos ajenos. Nuestro país no puede seguir perdiendo tiempo y recursos en improvisaciones y ocurrencias. Los mexicanos debemos exigir objetivos claros, alcanzables, y resultados que mitiguen nuestros rezagos en esos cuatro elementales temas.
No importa cuántos bienes y servicios subsidiados nos dé el gobierno. Si no resolvemos lo elemental, el bienestar no llegará nunca.