Derivado de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, existe la propuesta canadiense de incluir un capítulo de género que promueva la inclusión y el fortalecimiento de las capacidades de las mujeres en el ámbito empresarial, de comercio internacional e inversión de los tres países. Si bien existe ya un capítulo parecido en el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Canadá, es importante que la adopción de un capítulo similar en el TLCAN 2.0 se vuelva una realidad palpable. Lo que se busca es que las partes involucradas adopten mecanismos de cooperación para promover la equidad de género en sus planes de crecimiento y desarrollo económico, y que éstos establezcan programas de inclusión financiera, construcción de capacidades, liderazgo y emprendimiento para mujeres que fomenten la participación de las mismas en procesos de toma de decisiones de alto nivel en sectores públicos y empresariales.
COPARMEX es una institución comprometida con la reducción de la brecha de género, ya que consideramos que, como lo ha señalado la Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, la igualdad es un pilar importante para detonar la competitividad de las empresas mexicanas y por tanto, el desarrollo del país. Tal como ha señalado el Dr. José Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, reducir la brecha de género en la fuerza laboral en un 25% para el 2025, podría impulsar el crecimiento del PIB per cápita acumulado del país en casi cuatro puntos porcentuales, y si dicha brecha se redujera a la mitad, podría generarse un aumento acumulado de 8.7 puntos porcentuales en el PIB per cápita del país.
Al respecto, según datos de la OCDE, el promedio de desigualdad entre hombres y mujeres respecto a los ingresos por autoempleo es equivalente al 33%, sin embargo, en México dicha desigualdad asciende a 50%. Además, las mujeres tienen, en promedio y en comparación con los hombres, cerca de 56% menos probabilidades de ser emprendedoras en el sector formal y 63% más probabilidades de serlo en el informal.
Asimismo, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, CONAPRED, y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, señalan, que incluso cuando su empleo y educación son similares, en México los hombres ganan 34% más que las mujeres (Solís 2017) y sólo el 42% de las mujeres de 15 años o más forman parte de la población ocupada.
Al respecto, el Capítulo de Género del TLCAN 2.0 podría facilitar el espacio necesario para que los 3 países miembros impulsen marcos regulatorios de políticas públicas y prácticas de equidad de género que busquen:
• Eliminar la discriminación entre hombres y mujeres en el ámbito político y laboral.
• Remover barreras que impidan la participación de mujeres en el comercio internacional e inversión como detonantes del crecimiento económico.
• Adoptar, mantener e implementar de manera efectiva leyes de género, políticas públicas y regulaciones en sus países.
• El intercambio de información y experiencias para impulsar la reducción de la brecha de inequidad de género entre los países miembros.
Las recomendaciones del Secretario General de la OCDE durante la Conferencia Ministerial de Pequeñas y Medianas Empresas, celebrada en la Ciudad de México el 21 de febrero de 2018, señalan que es de cabal importancia impulsar:
• La creación e impartición de programas que buscan combatir los nocivos estereotipos de género.
• Programas de formación empresarial y tutorías especializadas para dotar a las mujeres emprendedoras de un conjunto de competencias adecuado.
• Acceso a los recursos financieros que requieren las mujeres para realizar su potencial. Aumentar el alcance de los programas públicos actuales que facilitan el acceso a crédito con tipos de interés bajos para PYMEs propiedad de mujeres.
• Acompañar a los planes de financiamiento focalizados con medidas para aumentar competencias, como formación financiera y acceso a redes de apoyo, entre ellas tutoría y asesoramiento o consultoría profesionales.
• Dotar a las mujeres de las competencias, las redes, el acceso al financiamiento y el capital que necesitan para convertir sus ideas en negocios viables y prósperos.
Aunado a la Ley para la Igualdad entre Mujeres y Hombres del 2006 y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del 2007, existen algunos esfuerzos en nuestro país de políticas públicas encaminadas a evitar la discriminación en los centros de trabajo, de acuerdo a datos obtenidos de CONAPRED:
• El CONAPRED, INMUJERES y la STPS impulsan actualmente la adopción de la Norma Mexicana en Inclusión Laboral, la cual prevé que los hombres y las mujeres gocen de los mismos derechos laborales.
• El Programa Nacional para la Igualdad y No Discriminación 2014-2018 (PRONAIND), coordinado por el CONAPRED y obligatorio para toda la Administración Pública Federal, contiene líneas de acción específicas relacionadas con las obligaciones del Ejecutivo federal en materia de igualdad y no discriminación, así como respeto a los derechos de las mujeres.
Es de vital importancia dar impulso a las propuestas de ley y de armonización legislativa propuestas por el CONAPRED, entre las que destacan las siguientes:
• El Estado debe impulsar la creación de incentivos sobre igualdad de prestaciones entre trabajadoras y trabajadores, especialmente en cuanto a las licencias por maternidad/paternidad y el acceso a guarderías.
• Es necesario revisar la Ley del Seguro Social en lo que se refiere a los criterios que definen la protección de las madres trabajadoras y de los servicios de estancias infantiles.
• Se deben generar estrategias que permitan eliminar y sancionar cualquier forma de discriminación a las mujeres en el empleo, ya sea por embarazo, parto, hostigamiento o acoso sexual y laboral, entre otras.
Además de lo anterior, y conforme a los objetivos establecidos en la Plataforma de Acción de Pekín (Piedra Angular de los compromisos Internacionales en Materia de Género), es vital eliminar la segregación de la mujer en las ocupaciones, especialmente promoviendo una participación igual en trabajos de alta especialización y en los puestos de dirección, así como trabajar para utilizar en la formulación de las políticas macroeconómicas, microeconómicas y sociales el análisis de género, a fin de vigilar las repercusiones de género y modificar las políticas en los casos en que esas repercusiones sean perjudiciales.
Desde COPARMEX, creemos que la reducción de esta brecha lacerante en nuestra sociedad debe atender el problema de raíz, no se trata meramente de la imposición de cuotas de género que tengan que cumplir las empresas o los organismos gubernamentales, sino de una verdadera voluntad para apoyar la construcción de capacidades, liderazgo y emprendimiento de mujeres en el ámbito profesional a través de programas de desarrollo real de estas habilidades, reconociendo que ningún campo es neutral al género y que es necesario profundizar el análisis multicausal en nuestras economías.
COPARMEX aplaude el esfuerzo internacional que, a través de los tratados internacionales, realiza nuestra comunidad de América del Norte, y confiamos en que los temas pendientes de género en México tomen el momento necesario para su consolidación en la agenda.